La Cina č vicina

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x Leo Harari #                      

“La cina è vicina” (La China está cerca) dicen los italianos. Creo que tienen razón, China está cerca, cada vez más cerca. Julio es el mes del centenario del Partido Comunista chino. Se creó en 1921 y gobierna con algún sobresalto pero sin interrupción desde 1949. Las dos dinastías que le precedieron duraron quinientos cuarenta años. O sea que para la escala de la historia china es un partido relativamente joven.  El discurso de Xi Jinping del 1º de julio fue de reafirmación de poder, de amenaza a quienes quieran prepotear a China.

Creo que vale la pena resaltar el reciente 14avo Plan Quinquenal porque planifica un cambio de modelo económico. Contiene los indicios explícitos de su estrategia a mediano plazo, y es creíble porque juega un rol esencial en la dinámica de la política y la economía estatal china, es una referencia para el sector privado y es una orientación para la acción local de los noventa y dos millones de adherentes del Partido Comunista.

El plan chino significa un cambio del modelo de crecimiento extensivo basado en las exportaciones masivas de bienes “baratos” hacia un esquema que toma en cuenta simultáneamente el consumo interior y la demanda internacional de bienes de alta gama y de innovación tecnológica.

La estrategia consiste en elevar la gama de la industria de manera de exportar bienes con mayor valor agregado, lo que permitirá mejoras de sueldos. Para lograrlo debe innovar, por lo que prevé un aumento sustancial del presupuesto de Investigación y Desarrollo y de formación de los trabajadores. Esto no se logra de la noche a la mañana. En los cinco años del plan esperan aumentar el valor agregado de sus exportaciones, del 11 al 17%. Si lo logran, veremos llegar más productos chinos de alta gama en un cercano futuro, y los bienes de gamas inferiores dejarán de producirse para la exportación.

Otro objetivo del Plan es la autosuficiencia tecnológica. Las tensiones comerciales con Estados Unidos mostraron una cierta dependencia, por ejemplo en la producción de semiconductores. China tomó nota de sus vulnerabilidades en las cadenas de valores y piensa resolverlas en estos próximos cinco años.

El Plan prevé pasar del 60% de la población viviendo en zonas urbanas al 65% en los próximos cuatro años, extendiendo las posibilidades de tener derechos sociales vinculados al lugar donde se trabaja, ya que el trabajador urbano es más productivo y vinculando sus derechos a un territorio incentivan la radicación.  El crecimiento rápido de la industria y la urbanización han provocado un aumento muy grande de la contaminación, que se ha vuelto un problema de salud pública, por lo que la transición energética es una prioridad en el Plan. China produce aún 60% de su energía en base al carbón, por lo que el desafío es muy grande.

¿Cuáles son las fragilidades más grandes que debe enfrentar el Plan? La primera es financiera. La deuda del sector privado chino es muy alta, alrededor del 220% del PIB, y el sector financiero no es muy transparente ni controlable. Tiene un buen tesoro de moneda extranjera, gracias a las exportaciones, lo que puede ayudar en caso de crisis financiera pero su deuda es una vulnerabilidad.

Otra vulnerabilidad china es el rápido envejecimiento de la población y las medidas que toma no parecen ser suficientes, lo que significa un riesgo de falta de mano de obra y quizá la necesidad de alargar la edad de jubilación.

Queda un punto donde ya han avanzado mucho, y es el enorme aumento de su poder de negociación internacional, lo que permite influir en las normas y standards internacionales y otras decisiones de organismos multilaterales, abandonados por la administración Trump que fueron rápidamente aprovechados, proponiendo candidatos a todos los altos puestos disponibles, participando en los presupuestos y en las operaciones de mantenimiento de paz y ayuda humanitaria.

La administración Biden ha pasado a movilizar todos los frentes logrando que tanto el G7, la Unión Europea como la OTAN señalen de manera explícita que China es un adversario sistémico. La política norteamericana actual pasa por restablecer las alianzas, recuperar los espacios políticos multilaterales y presionar con los medios disponibles para aislar a China o al menos dificultarle sus conquistas de mercados tecnológicos o geopolíticamente estratégicos.

De alguna manera parece un escenario de guerra fría. Sin embargo, hay diferencias sustanciales. La primera es que durante la guerra fría dos modelos económicos esencialmente diferentes enfrentaban a la Unión Soviética y al Bloque Occidental. La lucha entre comunismo y capitalismo tenía dos patas: el sistema de gobierno y el modelo económico. Hoy, China se abrió al mundo y compite con las reglas del capitalismo, forma parte de la Organización Mundial de Comercio y tiene relaciones económicas a nivel global.  Europa no puede señalar con el dedo un enemigo sistémico sin aclarar enseguida que se puede cooperar y encontrar intereses comunes, porque Europa necesita el mercado chino, tiene enormes inversiones y no ve beneficios en el conflicto.

Lo mismo pasa con América latina. En épocas de guerra fría la relevancia económica del bloque soviético era mínima para América Latina, excluyendo Cuba. Hoy, nuestra economía depende de nuestras relaciones con China. Al comercio se le suman los créditos, la inversión y la cooperación.

No va a ser como la guerra fría. Pero la diplomacia y la creatividad política va a tener que ser mucha en nuestra América para no encontrarnos en el brete de tener que elegir.  Si seguimos a Estados Unidos, como nos lo va a exigir, o como algunos gobiernos lo harán aunque no les exijan nada, el corte de las relaciones con China significará una caída brutal de los ingresos. Seguir a China tendría también un costo imposible de cubrir, por las sanciones y presiones que los hermanos del norte son capaces de practicar. Una salida posible sería asumir que tenemos más intereses comunes con Europa de lo que nos imaginábamos y convencer a Europa de que contamos lo suficiente como para intentar un equilibrio que nos saque del brete, que nos abra un espacio de negociación. Nada de esto está jugado, pero todo el material está ya en marcha. La parte ideológica, los “valores”, los “principios”, “los derechos humanos” son el llamado de unidad del Occidente, pero solo son la melodía de fondo para una lucha inminente.║

28/06/2021


# De una vida de 74 años: militante, ex preso político, ex funcionario de Unesco, del BID, asesor de OIM, Profe en Sciences-Po Paris, esposo, padre, abuelo, cada día más ateo y anarco.

* imagen de la película La cina č vicina de Marco Bellocchio (1967)

 

 

 

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