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nº 65, setiembre 2025

Contingencia y libertad

x Alejandro Baroni Marcenaro


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La tarea de la filosofía es captar su época con el pensamiento
GWF. Hegel

En las páginas que siguen llamaré pragmatismo a la perspectiva según la cual habría que abandonar la idea de un orden natural de las cosas
Richard Rorty

¿Sabe? –dijo el abogado– hace unos años solicité ir como observador a las conversaciones de desarme nuclear y balístico que tienen lugar en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra. Hice amistad con una señora, la embajadora de un país que proponía el desarme. Se daba el caso de que su país, que efectuaba experimentos atómicos, estaba también comprometido con la desnuclearización del mundo, ¿capta el concepto?
Antonio Tabucchi, en La cabeza perdida de Damasceno Monteiro

 

Puntos de partida

En medio de la contingencia, aquí se escribe con ella.

Una de las bases presupuestas de este texto está en que ya no es posible adjudicar a una multitud, una clase social, una etnia o género, un carácter y conducta compacto, permanente, sostenible. Anotar lo de sostenible, pueden armarse estructuras sociales que se desvanecerán rápido.
Algo así como que dejaron de ser sujetos identificables. Individuos se suben a una nube, se bajan, se entierran, vuelven a la superficie. Miran redes sociales, reciben discursos de vecinos, pares, instituciones y sorprenden a quienes crean ser dueños de sus acciones. Toman decisiones. Votan, se retractan, aplauden guerras y se horrorizan. Pueden ser buenas madres y padres de sus hijos y destructivos de los ajenos, o al revés.  

¿Aleatoriamente? No, con grados más o menos predecibles, rastreables según rangos de probabilidad, colectas de amplia y adecuada información, con la ayuda de intuiciones de analistas que se las permitan a sí mismos, con y sin la aprobación de pares.
El estado de opinión acerca de un tema como la guerra o la pobreza es conocible. Nada más que observar con apertura, conviviendo con ocho mil millones de humanos, con sus certidumbres e incertidumbres compartidas.
¿Sigue la humanidad, las humanidades, modelos como el humanus economicus, o humanus felicitas, o socialis, libertas? Pueden hacerlo en cortos tiempos y deshacerlo luego, seguir todos o alguno por defecto, distraídos.
¿Quiere esto decir que no hay naturaleza humana? No hay.
¿Hay guía para entender conductas? Sí, varias, con cautelas.

Otro criterio vinculado que guía estas líneas es la creencia en que es posible ejercer la libertad individual. No es natural, es una acción deliberada. Por no ser habitual, se duda de ella. Numerosos experimentos se llevaron y llevan a cabo acerca de si hay un margen de elección autónoma[1] , del seguimiento sistemático de la autoridad[2], las neurociencias y la psicología se preguntan al respecto, científicos afirman que las conductas humanas están regidas por las leyes físicas[3] , más acá se afirma la superintendencia de los algoritmos y las capacidades determinantes técnicas de la publicidad y el discurso del poder, como se verá más adelante en este texto.

En este campo pleno de debates e incertidumbres relativas, vale recordar al torturado que decide callar, al indeciso que toma decisiones inesperadas y puede que rupturistas, el que cambia su voto habiéndosele anunciado que su pensamiento estaba hegemonizado por un discurso, o manipulado por una campaña en redes sociales, el animal que decide no comer el alimento luego de olerlo, al desobediente que elige sopesando las cosas, a quien toma caminos que lo alejan del bienestar, riesgosos, esperanzadores o desesperados como la migración, que toma estrategias con movimientos contradictorios deliberados, al jugador con reglas propias, el inventor de cosas raras, sin que sus acciones puedan incluirse en los catálogos de trastornos o enfermedades ni sus acumulaciones en la corteza cerebral puedan adjudicarse como determinantes.
Aquí se defiende la convicción de que en este enorme mundo de influencias y violencias, sobrevive la oportunidad de la elección autónoma –un camino a elegir, si se desea.

Otro sentimiento/criterio es un rechazo vital –que incluye conocimiento de riesgos– a los apocalipsis y manipulaciones decisivas de opinión que una y otra vez se anunciaron y anuncian.  

A continuación, algunos textos publicados que divergen de o discrepan con estos puntos de partida.

 

¿Acaso solo la derecha puede ser ingeniera del caos?

En el laboratorio político italiano, Giuliano da Empoli hace unos años escribió un anticipador libro titulado Los ingenieros del caos (2019), refiriéndose a los ideólogos de los movimiento Cinco Estrellas y de la Liga Norte –los ingenieros del caos como manipuladores de opinión y medios–, respondiendo afirmativamente a esta pregunta.
Dice cosas atendibles:
“A ojos de los populistas en plena jarana, el progresista es un pedante con ademán afectado…“Las acciones de los ingenieros del caos no lo explican todo, ni mucho menos. Lo que hace que estos personajes sean interesantes es más bien el hecho de que fueran capaces de instrumentalizar antes que nadie los signos de la transformación en curso, y la manera en que se han sabido aprovechar para pasar de los márgenes al centro del sistema”.
Cita a algunos de esos ideólogos ingenieros: “La política no me interesa, lo que me interesa es la opinión pública”, “Nosotros fotografiamos la realidad. Por supuesto, usamos un cromatismo saturado, pero uno se da cuenta de que, de hecho, estos sentimientos ya existen en las personas”.  

En una definición laxa, descriptiva, sin otra pretensión de que sea apta para esta conversación, el caos, en una agregación de personas, no es un desorden inabordable, es una situación que puede aproximarse con concreción investigativa, líneas interpretativas y recursos estadísticos. Las izquierdas deberían poder hacerlo ¿se puede anunciar las caídas de Trump o Milei? Si las encuestas no la ven, puede que deban leer mejor los acontecimientos.

Diógenes el Perro, el cínico griego, buscaba la felicidad a través de la autonomía de la normativa social, de la riqueza y las instituciones de los ricos. Desde hace siglos, la saga del platonismo quiso matarlo con sus historias de las ideas, hasta hoy.
Las izquierdas siglo 21 tienen mucho para aprender de Diógenes. Para empezar, podrían reírse de sí mismas. Podrían abandonar las moralinas. ¿Quién la obliga a dejar de lado saberes, cuando se niega a aproximar las cosas aparentemente inaprensibles, incluídas las suyas?  ¿A persistentemente mirar el mundo a través de lentes de tribus? ¿A vislumbrar estructuras permanentes por todos lados?¿A entender que quien no tiene su moral, es “amoral”? ¿A hacer lo mismo que las dictaduras, a cancelar, ignorar o silenciar personas por sus opiniones o historias? ¿A ignorar que a cien millones de estadounidenses –la mayoría relativa– no les importa quién les gobierne?
La era de la verdad nunca existió. La era de la mentira tampoco. Son cuentos. Por enésima vez, vale recordar que desde las izquierdas autoritarias se han contado y cuentan terribles fake, que hacen daño y tanto cuesta desmontar.

Da Empoli parece que no se leyera a sí mismo cuando cita a John Maynard Keynes durante su visita a la Escuela Liberal de Verano (1925): “Casi toda la sabiduría de nuestros hombres de Estado está basada en suposiciones que fueron ciertas en su época, o en parte ciertas, y que cada día que pasa lo son un poco menos. Debemos inventar una nueva sabiduría para una nueva era. Y, al mismo tiempo, si queremos reconstruir algo consistente, apareceremos como heréticos, inapropiados, peligrosos y desobedientes a ojos de todos los que nos han precedido”.
El orden anterior es anterior, por definición.

 

Una defensa de lo natural sin dialéctica

Aldo Mazzucchelli, uruguayo, coeditor de la publicación Extramuros entiende que son otros los manipuladores: “los medios mainstream, gobierno, agencias no gubernamentales y academia”.

Defiende un naturalismo y tradicionalismo: “quienes producen el discurso hegemónico occidental hoy –es decir, el discurso woke[4] –, saben bien dónde están sus enemigos principales: en el naturalismo y el tradicionalismo de todo tipo, que ellos identifican de alguna forma con el “humanismo” a veces, con “la ultraderecha” otras, aunque sea algo bastante distinto. Y el mal uso de ambos términos revela esa incapacidad que tiene una civilización en decadencia para conceptualizar correctamente aquello contra lo que siente que está. En este sentido, la propaganda que “la catedral” (Nick Land) de Occidente emite –los medios mainstream, gobierno, agencias no gubernamentales, y academia–, como expresión de lo viejo en decadencia, sigue teniendo el objetivo de agrupar detrás suyo a la coalición más amplia de fuerzas sociales que pueda reunir”[5] .
Agrega: “A la gente joven se le ha vendido (…) una situación pre-apocalíptica, una situación de Fin del Mundo, donde a los hoax del ‘cambio climático’ y ‘la pandemia’, ‘la amenaza islámica’ o ‘la amenaza de Rusia’ se suma una evaluación completamente exagerada, hasta lo delirante, de la situación en materia de contaminación, escasez de recursos, relaciones interespecies con clara antropoformización acrítica de los ‘animales no humanos’, etc”
Al final del texto citado, el autor frena y trae a la dialéctica: (hay) “una insólitamente escasa conciencia respecto de la dialéctica necesaria en todo lo vivo: entre naturaleza y cultura, entre competencia y colaboración, entre igualdad y diferencia, entre joven y viejo. La dialéctica igual está, porque es inherente al universo, pero lo alarmante es que se la ignora y reprime. El peor mal que el globalismo woke le ha hecho a las nuevas generaciones es inocularle una ignorancia absoluta de la dialéctica, y en cambio promover visiones estáticas, anti-vitalistas y, en el fondo, profundamente cobardes. La cancelación es precisamente el síntoma principal: el que cancela es el que no discute, el que rechaza la confrontación”.

El autor detecta algunos problemas en posturas existentes en Occidente hegemónicas en círculos académicos, intelectuales y culturales, generalizando al resto y caricaturizando. Menciona rechazables cancelaciones de personas por sus puntos de vista –práctica común en varios campamentos similares al suyo–, y exagera para mostrar sus subrayados. Construye un modelo delimitado de Occidente, unilateral, señalando relatos falsos (hoax) que manipulan opiniones juveniles. Así, los riesgos climáticos, de salud pública, islámicos o rusos serían los exagerados, no así los riesgos israelitas o regímenes con grados de dictadura como el actual estadounidense o el régimen chino que no menciona, así como las inequidades ante géneros, opciones sexuales y etnias que parece ridiculizar, así como desconocer la presencia aún inevitable del capitalismo y sus problemas, temática que, desde Shanghai al citado Nick Land sí le interesa[6] . No es que las posturas apocalípticas no existan, como se verá más adelante, el punto es que debería mirarse a todos los monstruos.

Lo natural genérico y la tradición de todo tipo –refugio repetido de las reacciones conservadoras– en el texto no parece ser objeto de la dialéctica, aunque aunque el autor la convoque. Así, su discurso atribuye y abusa de las ideas absolutas, puras, rígidas, separadas, incontaminadas.

 

Deserciones

Jacques Rancière otorga, desde Francia, que “el resentimiento creado por los multimillonarios tiene la sartén por el mango”[7] .  Para él, esta es una época (2025) en la que (existe) “una degradación efectiva de las posibilidades de vivir, experimentar, pensar y crear, el impulso permanece, pero le cuesta adaptarse (cuando) se trata más de resistir que de inventar…la lógica capitalista de la globalización (se convirtió) en voluntad de dominación absoluta de los cuerpos y las mentes”

No cree que sea posible un cambio global, entendiéndolo como una nueva gobernanza o una reducción amplia de daños, por lo que las comunidades pequeñas de iguales son el nuevo futuro: “Las luchas de los dos siglos anteriores habían llevado a la conclusión de que las pequeñas comunidades utópicas que querían cambiar la vida de inmediato estaban condenadas al fracaso y que solo era realista la perspectiva de una transformación global. Hoy en día, se tiene más bien la sensación de que solo las pequeñas comunidades ofrecen posibilidades reales de cambio y que la idea de una transformación global se ha convertido en una utopía”.

Desde Italia, Franco “Bifo” Berardi, en su libro Desertemos, traducido y difundido en el sur de América, llama a abandonar la procreación: “¿Queremos seguir trayendo al mundo desgraciados que nos maldecirán? ¿Por qué deberíamos hacerlo? ¿Para que alguien continúe la batalla que perdimos?[8]
Sigue: “La afectividad, el lenguaje y la sexualidad misma están cambiando según líneas que el psicoanálisis ya no puede interpretar y que la política de ninguna manera puede organizar”. Plenamente consciente de que habla por el Norte del mundo: “en todo el norte del mundo, las mujeres parecen decididas a no procrear: huelga de natalidad. Hay una nueva literatura feminista sobre este rechazo masivo: la coreana Cho Man Joo, la japonesa Murata Sayaka, la española Sara Mesa, etc... ¿Es una renuncia a la continuidad de la humanidad? Sí, tal vez lo sea”.

En pandemia, algo alejado de su más interesante libro La comunidad que se viene (1990)[9] , Giorgio Agamben llamó a una comunidad particular de iguales, lo más autónoma posible de las instituciones (en el 2021)[10] : “En estas condiciones, sin abandonar todo instrumento posible de resistencia inmediata, los disidentes deben pensar en crear algo así como una sociedad dentro de la sociedad, una comunidad de amigos y vecinos dentro de la sociedad de la enemistad y la distancia. Las formas de esta nueva clandestinidad, que debe ser lo más autónoma posible de las instituciones, deberán ser evaluadas y experimentadas periódicamente, pero solo ellas podrán garantizar la sobrevivencia humana en un mundo que se ha dedicado a una autodestrucción más o menos consciente”.

¿Qué tienen en común estos tres textos brevemente presentados? Un llamado a huir hacia comunidades pequeñas de pares –que no garantizan necesariamente mejor futuro o vida[11] –, o aún a la nada. Es su elección desesperada, sin esperanza. Según su recomendación, le avisa a las ocho mil millones personas que habitan el planeta que no sigan buscando, pues estaría todo perdido.

 

Preguntas y respuestas para rodear las ideas

¿Cree que la libertad existe?

¿?
La libertad individual

¿??
Cuando una persona o un colectivo va contra la corriente

¿???
Cuando no se obedece al partido

¿????
Ante el desconocimiento o la indeterminación, se duda y estudia

¿Cree que si alguien se libera de una prisión, queda encerrado en otra?
No necesariamente

¿?
Es un disparate pensar que la vida es ir de prisión en prisión

¿Cree que hay manipulaciones de opinión?
Muchas

¿?
Es la técnica del poder, muy vieja

¿??
Quienes quieren repartirse el mundo, acusan al otro de mentir, de fake news, de hoax… y otros repiten

¿???
Dividen al mundo en dos

¿Está el mundo dividido en dos?
Es lo que quieren hacernos creer

¿?
Por ejemplo, los woke y los antiwoke, mirá si vale la pena pelear acerca de las caricaturas de ellos

 

¿Y entre los modernos y los posmodernos?
Esa distinción ya fue, si es que existió como metáfora fuera de la arquitectura

¿?
La razón no puede concebirse alejada de la emoción, ni la diversidad aparte de la síntesis provisorias, ni las ideologías de las prácticas humanas, ni la sustancia de la forma, muy movido el pensamiento es.

¿??
Dejémoslo para otra conversación

¿Está el mundo perdido?
No

¿?
Tenga hijos e hijas si puede

¿??
No odie si puede

¿Está el mundo determinado por las leyes físicas?
Quitaría lo de todo

¿?
Es lo que creen ciertas tribus científicas

¿??
El asesinato de millones o decenas de miles de personas de una etnia o nación no sigue leyes demográficas, ni otras que estén escritas y casi seguro que tampoco sigue a la materia oscura.

¿Y la termodinámica?
Es la dinámica de la energía, y por ahora no sabe de emociones calientes y frías

¿?
Tal vez más adelante los flujos de energía cerebrales puedan explicar mejor las decisiones humanas

¿Y las conductas determinadas por la lista de Trastornos psicológicos?
Es lo que creen ciertas tribus psicológicas

¿?
Y algunos Estados

¿Y por las teorías neurocientíficas?
No sé, leo todo lo que puedo con mucha cautela

¿?
Se sabe poco, se induce mucho.

¿Y por las estructuras económicas?
No parece

¿?
Esas teorías de estructuras económicas son una literatura a actualizar, un software que ya no defiende de ciertos virus

¿Y por un Estado profundo?
Está todo a la vista, en la superficie, aunque puede que lo que esté frente a los ojos no se vea

¿?
Es común eso

¿Qué es común?
Ya le dije, no ver lo que está a la vista y creer que es profundo

¿Manipulan los algoritmos a las personas?
Pueden hacerlo

¿?
Si no están atentas

¿Y las inteligencias artificiales?
Lo mismo, si se les cree todo lo que dicen

¿?
No hay colaboración mayor con algo que dejar hacer, por acción u omisión

¿Qué entiende por dejar hacer?
Decir que no tengo tiempo, mirar para otro lado, disimular con un emoji aprobador, consultar al chatbox por cualquier cosa

¿?
El tiempo existe siempre, en lo que se ocupa la acción humana y cuando se elige qué hacer es una gran muestra de que la libertad es posible

¿??
No hay reloj por afuera. Ahora, el tiempo se hace y puede medirse

¿Y no está determinado un péndulo entre democracias y dictaduras?
Algo hay, pero esa metáfora física no describe bien la actividad humana, aunque pueda haber mejores y peores metáforas

¿?
A veces el supuesto péndulo se tranca, y se ríe de la gravedad

¿Hay excepciones?
Sí, allí está la reina de las matemáticas, la Estadística, y sus incertezas. Puede errar feo, también

¿?
Según el punto de partida que elija y la información que colecte

¿Pueden las ciencias estudiar y pronosticar las sociedades con modelos físicos?
No parece, las personas no son partículas o moléculas en aguas turbulentas o laminares, ni las sociedades son matrices

¿?
Es más complicada la persona, las moléculas no votan dictadores, la sociedad está abierta

¿Las sociedades siguen una entropía?
Eso de la entropía del desorden es cosa de la física no de las sociedades humanas

¿?
Ellas se ocupan de ordenarse y desordenarse

¿Hace culto del desorden?
Depende

¿?
Hay desórdenes que dan la oportunidad de crear. Hay órdenes y desórdenes que ni se pueden mirar

¿??
Hoy hay oportunidad de crear

¿Se burla de las condicionantes?
No

¿?
Digo nada más que se elige un punto de partida, como las creencias, saberes y sus continuaciones. Y se admite el cambio.

¿??
Sin determinarse por estados profundos, bloques geopolíticos, farmacéuticas, estructuras fundamentales, modelos abstractos, creencias trascendentales, teologías, plataformas, algoritmos, inteligencias privadas, ingenieros, catedrales, multimillonarios, miedos, obsesiones

¿???
Estar en el caos eligiendo, optando, estando atento a las mariposas y toda forma de poesía

¿Qué es el caos?
Una oportunidad. ║

Agradecimientos: a Graciela Gómez Palacios


[1] Experimentos realizados por Benjamin Libet, replicaciones, e investigaciones convergentes y divergentes.

[2] Stanley Milgram intentó verificar la obediencia a la autoridad.

[3] Albert Einstein defendió la existencia de un sistema de leyes determinísticas de la materia (y humanos). Sabine Hossenfelder sostiene que no existe el free will (voluntad libre), que sería una ilusión dada la determinación de las leyes de la naturaleza, asumiendo un alto grado de abstracción que no reconoce acciones cotidianas y aún históricas. Ver en : https://backreaction.blogspot.com/2019/05/how-to-live-without-free-will.html (setiembre 2025)

[4] Denominación caricaturesca del movimiento liberal stay awake (estar despierto/alerta) surgido en medio de luchas étnicas en Estados Unidos.

[6] https://www.librevista.com/critica-del-miserabilismo-trascendental.html (setiembre 2025) de Nick Land, publicado en 2019. Refugiado en Shanghai e inspirado por ese entorno, Land es un autor espeso con intuiciones y propuestas debatibles que merecen interés. El término La catedral pertenece a Mencius Moldbug, seudónimo de Curtis Yarvin.

[9] En el capítulo XV de La comunidad que se viene, titulado Sin clases, Agamben adelanta algunas intuiciones acerca de una “pequeña burguesía planetaria” para anotar descripciones y una oportunidad: Si debiésemos pensar todavía una vez más el destino de la humanidad en términos de clase, entonces deberíamos decir que hoy no existen más clases sociales, sino una única pequeña burguesía planetaria, en la que las viejas clases se han disuelto: la pequeña burguesía ha heredado el mundo. Esta es la forma en la que la humanidad ha sobrevivido al nihilismo… Esto significa que la pequeña burguesía planetaria es con verosimilitud la forma en la que la humanidad camina hacia la propia destrucción. Pero esto significa también que ella representa una ocasión inaudita en la historia de la humanidad, una ocasión que a toda costa no debemos dejar escapar. Pues si los hombres, en lugar de buscar todavía una identidad propia en la forma ahora impropia e insensata de la individualidad, llegasen a adherirse a esta impropiedad como tal, a hacer del propio ser-así no una identidad y una propiedad individual, sino una singularidad sin identidad, una singularidad común y absolutamente manifiesta -si los hombres pudiesen no ser así, en esta o aquella identidad biográfica particular, sino ser sólo el así, su exterioridad singular y su rostro, entonces la humanidad accedería por primera vez a una comunidad sin presupuestos y sin sujetos, a una comunicación que no conocería más lo incomunicable.
“Seleccionar en la nueva humanidad planetaria aquellos caracteres que permitan su supervivencia, remover el diafragma sutil que separa la mala publicidad mediática de la perfecta exterioridad que se comunica sólo a sí misma -ésta es la tarea política de nuestra generación” (en La comunidad que viene, PRE-TEXTOS, Valencia, 1996.

[11] Ver el libro de David Graeber y David Wengrow El amanecer de todo, una nueva historia de la humanidad,(2021) y sus argumentaciones en contra de esa suposición https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/David%20Graeber%20y%20David%20Wengrow%20-%20El%20amanecer%20de%20todo.pdf (setiembre 2025)

 

 

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