Tabaré Vázquez: un diagnóstico errado, con tiempo para revisarse

x Juan Ruca Fiorino (*)

Sostenemos en esta nota que el diagnóstico que Vázquez realizó, hasta la fecha sobre el Frente Amplio está errado, y que tal error, sumado a las pesadas expectativas depositadas en sus hombros, conduce- a él y al Frente- a una frustración política.

Estamos suponiendo y deseando que la biología no sea un riesgo mayor. Y que, en un eventual próximo gobierno, entre sus 75 y 80 años Tabaré Vázquez podrá manejar su salud con sapiencia y contención.

En el FA se acomodan y reacomodan sus piezas, y nadie, que sepamos, de su interna se atreve a hablar pública, crítica y francamente con el líder re-emergente. Sin embargo, el silencio ante sus revelaciones sobre una hipótesis de guerra con Argentina fue y es ensordecedor (sólo se habla de su inoportunidad), se escribe sobre modales proto-autoritarios, se solicitan estructuras más democráticas, y se guarda aún más silencio frente a sus propuestas de "actualización ideológica".
Vázquez no es sordo y toda esta situación llevó, en su conjunto, y por cuarta vez, a una solitaria decisión suya. Esta vez renunció "a la política pública" y pidió tiempo.

El primer error en el diagnóstico de Vázquez es el omitir que el FA ya no es lo mismo que aquel que lo llevó a la Presidencia.
Así, la reedición de una superintendencia sobre los partidos frentistas, más o menos estructurados ellos, más o menos con oficios para sacrificar y recomponer intendencias propias, ya no es viable. Así, nuevas generaciones y figuras emergentes no aceptan ese tipo de conducción, y esto ya no es reversible. El veto a la Ley sexual y reproductiva creó un antes y después, difícil de olvidar para la mayoría de las mujeres en el país que sostienen la despenalización del aborto.
Omitir que el FA no es el mismo impidió ver que su estilo de renuncia, ya sea a su afiliación partidaria, ya a la política pública (léase frentista) está desgastado y mal visto por muchos frentistas- con la excepción de un persistente núcleo duro carismático afín a la configuración de un frente (éste u otro) con una conducción fuerte y ordenadora.

Vázquez no ha tomado debida cuenta que un liderazgo con ademanes carismáticos o caudillescos es de difícil sustento en esta sociedad urbanizada, está en retroceso en el mundo, y que sólo es posible con un alto componente social envejecido, y modalidad obediente. Como ha sido dicho, muchos frentistas y extrafrentistas podrían colaborar y configurar tal cuadro. Ellos y ellas miran al futuro fácil descansando sobre las espaldas de sus líderes, viendo en Vázquez al ordenador de tanta discrepancia y, además, esperan ganar elecciones y mantener beneficios conseguidos con un conductor y gestor exitoso.
¡Demasiada carga para uno solo!
Tal vez sea así de su gusto, no lo sé, o no le importe. El tiempo dirá. Pero, parecería que el Doctor Vázquez se ha ido dando cuenta de ese desproporcionado peso cargado sobre sus hombros, evidenciando nuevamente una alta capacidad de aprendizaje. Y pide tiempo.

En la configuración de tal endeble cuadro carismático, debe anotarse de inmediato que existen operadores en el entorno de Vázquez, interlocutores directos pertenecientes a diferentes partidos y corrientes, o recién ingresados a la política, o independientes, que abonan la tentación prematura a hablar de "vazquismo". De paso, ninguno de esos operadores con incidencia es menor de sesenta años. Pudiera ser que estas promitentes células estuvieran dormidas antes de la renuncia, aguardando su momento, que ahora ha llegado.
La actividad de tales células ahora despiertas y prontamente públicas es un riesgo para Vázquez que podemos registrar, que ya Juan Domingo Perón sufrió en carne propia o aprovechó dificultosamente- es interesante también repasar la experiencia de Luis Alberto Lacalle- y es el estilo alcahuete del líder junto con la búsqueda variopinta de ascenso en la escalera de poderes.

Es conveniente anotar, tras la renuncia de Vázquez, una mezcla de alivio y sorpresa en la lista de juicios- lindantes con el insulto- que le dedicó el posmoderno candidato derechista colorado. Aparecieron además sutiles consejos de que no debería dar marcha atrás, desde un ex presidente y otros. Es inocultable, por grande, la importancia electoral concedida a Vázquez desde su entorno y desde la oposición blanca y colorada. Si esta seguridad del triunfo electoral forma parte del diagnóstico de situación de Vázquez, no lo sé. Pero sería un error, pues tal triunfo deberá conquistarse, al faltar mucho tiempo y haber varias incertidumbres en fila.

Continuando con su diagnóstico del Frente, Vázquez estimó, acertadamente, que la influencia directriz es insuficiente en un Frente tan matizado, y propuso líneas de actualización ideológica:
"la vigencia del pensamiento ideológico de nuestro Frente Amplio desde que se fundó hasta ahora es total, por lo tanto hablo de actualización. Sí hablo de renovación programática porque las condiciones de vida de los uruguayos hoy son distintas a las de 2003 y 2004" dijo en el Comité Cuaró del FA. Allí presentó un documento que comienza con una excelente cita de Vattimo:
"hallamos la verdad cuando nos ponemos de acuerdo".
Si hablamos de fundación del FA, deseo destacar dos pilares de la misma: uno de los valores o sentimientos fundacionales del Frente fue su rechazo y rebeldía ante la concentración de poder, de la tierra, de la riqueza y de los medios de comunicación, y otro fue el rechazo de la actividad política tradicional, elitista, y su sustitución por una actitud pública más colectiva, participativa y democrática.
Si el Doctor Vázquez piensa que estos dos valores están vigentes, ello no aparece con claridad en sus propuestas. Es un error no ver que las mayorías frentistas ya han deglutido con buen apetito que el Estado y mercado deben congeniar, que el medio ambiente es prioridad y debe armonizar con los objetivos sociales, que los valores de la revolución francesa han sobrevivido por encima de los del socialismo real ensayado. Internet visitado desde las XO, los cibercafés y tantas computadoras personales y celulares, ya informa muy bien de que hay un nuevo internacionalismo. Esto no hay necesidad de explicarlo, se sabe, se intuye, se sufre, se disfruta. Aunque sea necesario adosarle buena teoría.
No conviene al Doctor Vázquez emitir documentos con afirmaciones trilladas e ineficientes. Sólo logra reforzar el peso sobre sus hombros, y que las expectativas se sigan depositando sobre su persona.
Para superar su desencanto o situación bisagra, el FA no necesita de generalidades ya repetidas. Necesita poner rumbo hacia la desconcentración de la riqueza, a poner más valor agregado a la producción, a mejorar de una vez la educación pública y técnica, a ser más democrático en su interna. Con metas y plazos, tal es la renovación programática que se espera: una renovación concreta y comprometida. Una meta bien formulada con plazos para su cumplimiento- bajar a pobreza a cero en cuatro años- vale más que cien valores solidarios enunciados. Elegir dos o tres líneas de producción, formar gente para ello aquí y en el exterior, integrar cadenas verticales productivas público-privadas en agroindustria y energía- ésta, aquélla y aquélla otra- en determinado plazo vale más que cien declaraciones sobre diversificación productiva.
Finalizando con el documento de Cuaró, anotamos que éste visualiza al FA ejerciendo un "liderazgo sólido", resultando en ser un "conductor-conducido" en su relación con la ciudadanía. Prefiero evitar la palabra "conductor" y visualizar al Frente como un partido que ofrece sus opciones a la ciudadanía y se atiene a sus decisiones democráticamente elegidas. Esta distinción no es menor y es captada con claridad por los frenteamplistas que no comparten una configuración carismática para el Frente.

El Doctor Vázquez se ha tomado un tiempo. Le proponemos francamente que revise su diagnóstico para evitar que un posible triunfo electoral suyo conduzca luego a una gran frustración.

(*) Doctor en Psicologíavuelve al texto

regresa al índice