Se empieza a vivir a los cuarenta años

X Alejandro Baroni (*)

Las personas y los partidos políticos cambian, son diferentes, y deben ser diferentes.

Contrariados, viejos frenteamplistas, fundadores, otros y otras más jóvenes sostienen que el Frente Amplio uruguayo (FA) abandonó su programa fundacional (lo asimilan a principios erróneamente), también dicen con ademán dramático y apocalíptico que ha perdido su esencia. Esto se lo dicen a un FA exitoso en la política. Puede que no se entienda, no se sienta, no se intuyan las nuevas situaciones, no se vean diferentes condiciones, experiencias exitosas y fallidas, y así se pierdan oportunidades para actuar útilmente. Esos corazones jóvenes o veteranos parecen estar viejos. No admiten los cambios, y se angustian cuando otros/as los llevan a la rastra, o cuando no son protagonistas. Las murgas carnavaleras del 2014 expresan su decepción con respecto al gobierno claramente, y a continuación dicen que van a votarlo porque no hay otra.
Al menos se dan cuenta que los que se fueron por izquierda a otros partidos parecen dinosaurios y registran que la derecha política es impresentable.

El éxito político, siempre insuficiente, necesita de nuevos reconocimientos para entenderse y mejorarse. El mundo cambió, urge ponernos al día, bloques enteros cayeron a pedazos, y sus partes reniegan del pasado. Hay un negro en la presidencia de EEUU a pesar de los intereses armamentistas, racistas, imperialistas que lo neutralizan, por decir algo. La llegada de un indígena a la presidencia boliviana que pugna por la descolonización blanca, de un obrero metalúrgico a la de Brasil, una hija de un militar democrático encarcelado en Chile, de un llanero sui generis en Venezuela, el retorno de un peronismo aggiornado en la rica y turbulenta Argentina, la presidencia de un ex guerrillero en Uruguay y El Salvador marcan el momento dinámico, imperfecto, tan material. Hay completa novedad en América Latina respecto al siglo pasado (si no se ve novedad, o importancia, si ya lo tenías previsto, si es todo más de lo mismo para ti.. chau, nada tengo para decirte)

En lo que sigue, revisitaremos algunas ideas, propuestas, implícitas o explícitas que estuvieron y están en el FA.

¿cambio de estructuras?

Hacer izquierda hoy  ya no es preparar un cambio de estructuras de la propiedad. Si es cierto que el capitalismo es barbarie, varios sucedáneos y sustitutos  estructurales ejercieron también la suya. Nuevas estructuras de propiedad condujeron a barbaries. El pensamiento estructuralista ya fue. Ese formalismo del movimiento societal, simple o exagerado según la versión, se ha demostrado inadecuado. Pensar que un cambio de estructuras de la propiedad es o está indisoluble con la  revolución no se sustenta al comenzar el siglo ventiuno. Está comprobado que no se consumó la revolución por este camino, que no hay la revolución, y más bien ocurrieron varias revoluciones y reformas imbricadas. Debe anotarse y distinguirse estructura de concentración de la propiedad. Esta última permanece, monopólica u oligopólica, para combatirse.

Los límites están imprecisos, el cruce y la suma de hacer vida y hacer política – la biopolítica- desvanece las fronteras conceptuales, los puntos de partida y llegada. No hay metas, no hay niveles predeterminados o programados, hay creación e incertidumbre. No hay conjuntos de relaciones que se mantengan estables.
Hoy, hacer izquierda es ampliar equidad, libertad, tolerancia, solidaridad e innovación social para todos/as. Hacer izquierda es buscar buena vida para humanos, otros animales y para el planeta tierra que nos contiene. ¿una actitud distintiva de izquierda? estar dispuesto a re-conocer y experimentar.
Hacer derecha es extender y conservar orden, privilegio, autoridad, seguridad y libertad para minorías ¿una actitud distintiva de derecha? nos la definieron ellos: es estar en contra de experimentar.
Hacer izquierda es un complejo, diverso, contradictorio, movimiento material, biopolítico y ético. No es sólo practicar un conjunto de valores. Es integrar el gran interés de los seres humanos desposeídos, explotados, disminuídos, el gran interés de los que no ejercen su libertad, de los que sufren discriminación por género, raza u opción sexual, de los que no reciben ayuda solidaria desde los que podrían hacerlo, de los que están sometidos al dominio de minorías que reproducen e intentar ampliar sus poderes, de los impedidos de innovar socialmente. Hacer izquierda es un movimiento impulsado por una gran pasión.
Es una historia sin final, continuará en la tierra y dondequiera haya seres humanos. ¿Hacia dónde vamos? Hacia situaciones cargadas de historias sin nombre.
Por las dudas, hacer derecha es también movimiento biopolítico y ético. Y no carece de pasión impulsora.

¿capitalismo o socialismo?

No puede sostenerse que el desarrollo capitalista está incompleto, como si hubiera límites definibles ¿cuándo estaría completo? ¿cuando el capital esté en manos de una burocracia estatal? Tampoco puede sugerirse un comienzo del socialismo como una toma del Estado similar a la del Palacio de Invierno en San Petersburgo. No fue así, esa brillante toma táctica- apoyada en la enorme desigualdad en los regímenes derrotados y las guerras a las que conducían- terminó en dictadura de una élite y superintendencia burocrática sobre el resto. Estamos creando. Está instalada la posmodernidad como situación, como diseño involuntario, como cultura extendida, con montañas de información a la mano, con la incerteza, la movilidad de límites, una muy saludable convicción de que se depende de nosotros mismos, de que no sabemos estrictamente hacia vamos. Esto no tiene vuelta, no reconocerlo y declararlo indeseable, incorrecto o vacío aferrándose como positivistas a viejos esquemas es conservador, es hacer derecha.
Un movimiento social masivo y popular puede ser muy conservador o antidemocrático, como son amplias clases medias porteñas y santacruceñas bolivianas, o las de la costa sureste montevideana. O puede ser defensivo y propietarista, como el rechazo de propietarios rurales que cuidan su backyard (patio) de la minería, cualquiera sea su implantación, tecnología, compensación y cuidado ambiental que la defina. Puede haber movimientos estudiantiles como el chileno por una mejor educación pública y contra el lucro educativo, o como el uruguayo por mayor presupuesto universitario y movimientos estudiantiles venezolanos que se inicien reclamando seguridad pública y luego se multipliquen ante la represión estatal.
Por otro lado, la despenalización del aborto ha sido la aceptación por el FA de una muy vieja reivindicación cuyo origen está en los movimientos de mujeres. La ley de matrimonio igualitario ha emergido de propuestas que provienen de movimientos a favor de la diversidad sexual. La ley sobre la salud y seguridad laboral como los consejos de salarios son conjunción del movimiento sindical y el parlamento. Las malas prácticas ambientales podrán serán frenadas por el movimiento social ambientalista, con política ecológica, si éste se aviene a analizar concretamente las situaciones, sin visiones apocalípticas y unilaterales.
El reclamo de derechos ciudadanos para producir, sobrevivir, ganar espacios, es permanente.

Nada es definitivo, todo es perfectible, no hay fines predeterminados, se deberá seguir avanzando en diversos planos, superando escollos, dolores, debilidades y ganando alegrías. Los movimientos sociales de derecha e izquierda en las democracias posdictatoriales de América Latina llegaron para quedarse. Pueden ser masivos, violentos o pacíficos, pero siempre dejan huella. Cuando los movimientos son para conservar privilegios, por dominios de género, por cerrar derechos, por reprimir iniciativas, la democracia deberá hacerles lugar. La contemplación tolerante de las diferencias es hacer izquierda.
El movimiento societal, diverso, múltiple, constructivista, supera los marcos de la política institucionalizada, de la actividad estatal y partidaria, cual olas que fluyen y refluyen, llegan a orillas, inundan y retroceden. No hay positividad permanente, hay flujo y reflujo, hay caminos recorridos que son la recompensa. Dicho esto, los movimientos universitarios por nueva tecnología, ciencia de punta, de individuos más o menos solitarios, conjuntos de personas por mejor ciudadanía, derechos, producción subjetiva, cultura revulsiva, son los que proveen luego y necesitan de una estabilidad transitoria, más o menos efímera. Sin representación política, necesariamente, sin interpretación de lo nuevo tal vez. Ya no es el capital el único renovador, con iniciativa para cambio, no es el único y, cuando emerge una innovación desde el capital necesita de fuerza biopolítica para sustentarla, como condición necesaria. Superponiéndose, cada vez se le presentan más imposiciones al capital.
Ahora bien, una mayor equidad, ampliación de derechos, una mejor vida necesitan de la combinación de movimientos sociales, individuos y gobiernos de izquierda. Se necesitan plataformas para lo efímero, con mecanismos institucionales abiertos a la ciudadanía. Si las constituciones, si cierto derecho vigente es la cristalización de la conservación y privilegio, deberá cambiarse tal derecho ante la protesta y la demanda. Una República, con mecanismos democráticos puede constituírse según diferentes instituciones. Paso a paso, abandonando los modelos predeterminados, metafísicos, creyentes de destinos prefijados. Esta compleja, propositiva, constructiva, dinámica interrelación de movimientos societales e instituciones democráticas y republicanas es el ámbito y camino propuesto por el pragmatismo de izquierda.

El movimiento es acelerado por momentos, cuando movimientos sociales y partidos de izquierda intervienen, interactuando y en conflicto, con desconocimiento mutuo; es desacelerado, frenado con movimientos y partidos de derecha. Y al revés. Los plantadores de soja contaminan las aguas con glifosato, movimientos locales enfrentan esto, la política viene de atrás, lauda y aprende. El marco institucional favorable, a cuidar, es la democracia republicana, medio favorable y perfectible para la mejor vida y la resolución de conflictos. Es una movida societal que remonta, desciende, recupera, pierde, sobrevuela, descansa, acelera, desacelera. El camino es la búsqueda de la inclusión ciudadana, de la equidad y la libertad, en concretas construcciones. Y tal camino será la recompensa de tantos sujetos más o menos pasajeros, enredados a propósito y a su pesar.
Es sólo un camino, no hay caminos buenos premeditados ni lenguajes bendecidos. El progreso no es lineal, las metas biopoliticas pueden ser caóticas. No hay sujetos de cambio estables y vanguardias predeterminadas, hay grandes incertidumbres en esto. En definitiva, no importa si la iniciativa viene de abajo o de arriba, de los más pobres, de intelectuales, jóvenes, o presos torturados. Las interrelaciones biopolíticas limarán el arriba y el abajo. El movimiento societal no sabe de familias ideológicas preconcebidas, implantadas por intereses conservadores. Así se cruzan fronteras, se agrupa, baraja y exhibe ocultas coincidencias y discrepancias.

¿guerrilla?

No quiero ser el Che Guevara está en la cabeza de la enorme mayoría de jóvenes.
La política voluntarista de hace cuarenta años dejó paso a una amplia y dominante acción societal, a la conjunción de los movimientos societales y la política democrática. Más aún, la centralidad, la suposición de que la política todo lo puede y el Estado es todopoderoso y omnipresente se terminó. Parecería que la acción política, los partidos, el parlamento están hoy a la cola del impulso societal, de los movimientos, la opinión, su expresión a través de medios de comunicación, un poder en sí mismo y además presentador y/o amplificador de demandas e intereses societales.

¿dependencia?

Estamos en un mundo interdependiente, descentrado, multipolar, ya no hay centros mundiales hegemónicos a nivel mundial, ni naciones dependientes que aspiren a ser independientes. La teoría de la dependencia elaborada en y para América Latina no se sostiene.
A su escala, Uruguay tiene centenares de miles de emigrados viviendo fuera de fronteras, recibe oftalmólogos sustitutos de los locales, tiene tropas apostadas al servicio de la ONU, exporta capital, uruguayos compran tierra y depositan dinero en el exterior. Las relaciones políticas se negocian intensamente. La capacidad de decir no depende de si son tres o cien millones de habitantes
No es lo mismo el ejercicio de poder imperial, la acumulación de armamento y amenazas varias que el establecimiento de un dominio. A pesar de los cambios, América Latina está lejos de formar una comunidad de intereses. En el mundo del siglo veintiuno, no se puede hablar de independencia económica, cultural, tecnológica o informática, ya no puede plantearse el pasaje de un capitalismo dependiente a un capitalismo independiente o a un socialismo decretado. En el seno mismo de la biopolítica se generan nuevas cosas, nuevas relaciones económicas, políticas, nueva cultura como son las despenalizaciones y visiones globales, por ejemplo.

¿socialismo?

Un socialismo apoyado por un campo socialista real no es posible. Desde ya, no hay tal campo socialista. La caída del muro de Berlín es el inicio de una nueva época y así debería registrarse en la izquierda, sin más tardanza. En Europa del Este y varias ex Repúblicas soviéticas escuchar socialismo es como para América Latina hablar de fascismo. Cuba define con discurso trasnochado un tránsito preparando la desaparición de su líder Fidel Castro y entorno (posiblemente violento), en Venezuela se habla de un socialismo con bases materiales y sociales inciertas, China intenta disciplinar a sus ciudadanos, extrae materias primas estratégicas donde sea y se prepara para dominar el mundo, la dictadura coreana del Norte es impresentable.
Estos obvios reconocimientos históricos no deberían ser patrimonio de la derecha liberal tan limitada e inequitativa, por más embanderada que esté con la libertad institucional y  siga negando que su política quiere determinar a la justicia. Por el contrario, son experiencias a anotar para la izquierda libertaria, esa empeñada en caminar por la  ampliación de la equidad y la libertad. Hoy, el hacer izquierda quedó más libre, como a fines del siglo diecinueve y principios del siglo veinte,  hace más de un siglo, ahora está mucho más apta para la imprescindible mirada global, la acción local y las iniciativas globales, libre de modelos, desatada de obligaciones como es seguir caminos propios de otras condiciones, historias y relatos, o esperar la ayuda interesada que pueda llegar. Estamos mejor que antes, como cuando Marx escribía Las luchas de clases en Francia, desatados, como hace ciento cincuenta años. Construyendo ética y más sabedores. Hoy estamos en mejores condiciones de despejar de nuestro camino al militarismo, el autoritarismo, las dictaduras  y mucho discurso ideológico y esencial inefectivo.

 

¿imperialismo?

El rock ya no es imperialista, el canto popular ya no es necesariamente revolucionario.
No está vigente el imperialismo tal cual Hilferding y Lenin lo visualizaron al comienzo del siglo veinte. No existe un centro imperial exportador de capital, el dinero no tiene ya patria ni origen definible, o mejor, circula sin permiso, cambia sus patrias y poderes a conveniencia. La extracción de materias primas estratégicas la realizan ya unos cuantos poderosos, a punta de misil y con chantajes. Los EEUU definivamente ya no son el imperio, si bien mantienen supremacía militar potencial, no la tienen ejecutable fácilmente. Así Crimea- plebiscito mediante y presencia militar- es anexada por la madre Rusia sin dificultades, y el incurable conflicto de Israel con Palestina se extiende alterando cualquier dominio. El actual gobierno ruso sueña con emular el poderío geopolítico de la extinta URSS, sin imitarla en política interior. China crece militarmente, cambia materias primas estratégicas por puentes y caminos en Africa. La imagen del titiritero imperial que manipula sus países dependientes títeres hoy no está ajustada.
El mundo es multipolar en su ejercicio imperialista (práctica de dominio) y no es adecuado elegir un polo estratégico para luchar contra otros, es anticipado y ciego. Menos aún, si el que crece es dictatorial. Mejor es poner los huevos en varias canastas. En caso de guerra centralizada habrá tiempo para elegir, mientras tanto, los ejercicios pro dominio guerrero localizados no deben ser aceptados.
Tan interdependiente es el mundo que acontecimientos en cualquier parte repercuten en el otro extremo y centros diversos, no hay ya una referencia a la centralidad. Vale pensar, por ejemplo, el impacto global que podrán tener unas fuertes protestas ciudadanas en China por mejoras laborales y ganancia de libertades y derechos. En el pequeño Uruguay el impacto sería grande. Uruguayos han localizado allí empresas e invertido capital para integrar suministros de materia prima, producción, control de calidad y logística para exportar a nuestro país, la venta de electrodomésticos y un millón de motos dependen de sus suministros. La vida contemporánea depende de equilibrios en la otra punta del mundo. Llegan a América Latina inversiones de procedencia diversa o indefinible, incluyendo fondos previsionales del exterior. Uruguay tiene relaciones comerciales con más de cien países. Esto debe ser cuidadosamente anotado.

¿frente antimperialista?

La burguesía nacional de la década del setenta y años anteriores abandonó su espacio, o bien opera a medias dentro de fronteras, vendió o redujo su tierra y agroindustria, no agrupa capital, no ofrece asociaciones con el estado, o si las hace es oportunista para su privilegio, se vuelve en alta proporción importadora, abandona la producción de bienes intensivos en tecnología,  hace poca o nula investigación y desarrollo, fuga su capital, se instala en Asia, Paraguay o Bolivia, compra paquetes financieros de alta ingeniería, resiste toda carga impositiva, crea estudios de consultores para su asesoramiento. Está más activa en eso que ayer, se globaliza. Los empresarios con escala que permanecen operando dentro de fronteras imitan obligadamente a los inversores extranjeros operantes, está borrada casi la distinción de origen. En la mayoría de las pequeñas y micro empresas no se verifica el agregado de valor en sus productos. La inversión en las pymes está en los servicios con rentas del mil por ciento, con estrategias de corto plazo. Al ser la inversión y riesgo pequeños, cambian de rubro con facilidad, fugan sus dineros al exterior, o se hacen inmobiliarios y cuatro por cuatristas.

Tanto se creció a tasas desconocidas  que las clases medias se enriquecieron, al igual que casi todos los inversores. Se estima que unas trescientas mil personas ingresaron a la clase media en pocos años. Hay  mucho dinero, pequeños y medianos capitales circulan buscando inserción en el mercado.  Si hubo alguna recarga impositiva, desapareció entre el aumento de ingresos. Una vez mejorada su situación, las clases medias, en fenómeno continental- ver Argentina, Brasil, Venezuela- empezaron  sus  clásicas demandas: seguridad, menos equidad, menos políticas sociales, menos gasto social, bajar los impuestos, señalar al gobierno como antidemocrático, anti republicano o populista al barrer (también en Uruguay). Para estas lecturas, la Constitución y el Derecho actual o anterior al actual son el fin de la historia,  y ya están redactados en su mejor manera posible, la justicia y la jurisprudencia son lo mismo, y no debe modificarse su ciego pedestal. El liberalismo conservador los interpreta muy bien y es su Biblia, un texto sagrado. No las conciben como reglas de convivencia a cuidar  mucho, pero siempre mejorables.
Las transferencias de ingresos hacia los más pobres molesta a muchos enriquecidos, a los que sólo miran su corto entorno. Solicitan la privatización del espacio público: la educación, la salud, los servicios, los barrios privados, el transporte. Donde se produce una regular o mala gestión pública su impulso/ solución es privatizarla. Nos proponen el modelo de una persona- un auto, un barrio- una guardia policial propia. La educación privada genera demasiados tipos y tipas antisociales que resisten devolver a la sociedad parte de lo recibido. Encerradas en sí mismas, debe encerrarse al resto, con más penas judiciales, más encierro y baja de edad de imputabilidad penal. Pueden aplaudir gorilazos y dictaduras si se afectara su poder de consumo, en nombre de la libertad. Ojo para el que siga esas demandas al pie de la letra, puede ser rápidamente quemado en la hoguera si no les ofrece mejoras, si no les rebate su creencia de que el progreso debe ser lineal e infinito, si no recuerda que no saben asimilar  derrotas y pérdidas, que no son tomadores de riesgo o inversores. La clase media se suicida fácilmente y entierra con ella a sus capitanes.
Dicho lo anterior, las gentes del medio no presentan comportamientos homogéneos. Debe anotarse que aparecen aquí y allá personas con conocimientos, capacidades notables, iniciativa, y cierta comprensión de su entorno.  Saben que una prosperidad estable dependerá de que haya equidad, más valor y extensión de la producción de valor. Mucho puede esperarse de estas personas y veremos qué pasa con ellas, si son sometidas o se procrean.
Si las cosas transcurren así, no se verifica hoy una tesis de 1971, acerca de la crisis general de clases medias y su proletarización. Al contrario, buena parte están enriquecidas y ejercen presión como techo para una mejora de la equidad, de una mejor vida extendida y una menor concentración del ingreso. Prefieren que el IRPF sea eliminado antes que se erradique la indigencia, no les importa que aumente la pobreza y proponen la eliminación o el recorte de las transferencias sociales, con curiosa ingenuidad.
El consumo aumentó en cada verano, cada fin de año y cada día de la madre. Hay mucho dinero para gastar y más ofertas en las góndolas, comercios y grandes superficies comerciales que no dan abasto. Esto no habrá crítica al consumismo del Papa o del Pepe que lo frene, sino más bien una eventual crisis de oferta, de escasez o una baja de poder adquisitivo. En caso de una baja de oferta dentro de fronteras, muchos saldrán a comprar al exterior, o hacer turismo en el exterior si consiguen los demandados pasajes, como se verifica en gran cantidad. El consumo no es consumismo, es gastar la plata que ganan a paladas, desde el tercer quintil de ingresos para arriba, y sólo podrá ser frenada por su reversión, por crisis y /o una serie de políticas públicas universales con la presión social de la gente de menores ingresos.
Si esto es así, el FA debería descartar definitivamente el programa antimperialista de un bloque de  la burguesía nacional, capas medias pauperizadas, trabajadores e intelectuales afines.

¿estatismo?

El Estado batllista, un precursor, similar a otros intentos con aire de familia socialdemocrática en América, frenó sus motores hace sesenta años y permitió que sobreviniera  con vaivenes un baño neoliberal. Esta rediviva corriente tiró el nene junto con el agua sucia de la bañera: la importación sustituyó sin criterio a la industria nacional, que anteriormente había sustituído importaciones. Hizo que toda la industria local quedara bajo sospecha, impulsó la privatización de espacios públicos sin distinguir el agua sucia de la limpia en la bañera.
 A veces la ideología neoliberal parece ser un sentimiento que perdura, importa ciegamente como primera reacción y sustituye trabajadores uruguayos por trabajadores asiáticos (sí, existe una clase obrera oriental fuera de fronteras) y se propone privatizar espacios y propiedad públicos. El neoliberalismo fue una reacción entendible contra una gestión estatal deficitaria y de malos servicios. La receta fue la huída, privatización y limitación del espacio público, receta en parte frustrada. En esta línea, luego de la dictadura cívico-militar, en el Uruguay hubo intentos privatizadores, la apertura y búsqueda de inversión extranjera, de activación capitalista  durante los primeros gobiernos posdictatoriales, a su manera y con frenos propios como plebiscitos en contra. Consiguieron el importante objetivo de diluir un eventual retorno dictatorial y se sucedieron gobiernos electos por la ciudadanía. El problema fue que se pasaron de rosca e ingenuidad según una insólita confianza declamada en la gestión privada, un aislamiento de los movimientos sociales y un tremendo odio contra las libertades y nuevos derechos individuales contemporáneos. Nada de liberales,  ni siquiera pragmáticos de derecha fueron. Demostraron estar viejos. A pesar del discurso elogioso e ideológico, les fallaron los inversores privados y sus capitanes designados . Defendieron directamente un antiestatismo  (vale recordar la olvidada oferta de Jorge Batlle ante las cámaras empresariales: Ustedes inviertan que yo les bajo los impuestos). No ocurrió una cosa ni la otra. Los partidos Colorado y Blanco no lograron objetivos, ni contaron con fuerzas motrices, no entendieron las nuevas necesidades sociales y reclamos de derechos, fueron excluyentes- ni permitieron consejos de salarios- no contaron con partidos contundentes, usaron el lenguaje perimido de cucos y anticomunismo, olvidaron hasta el Art. 4º de la Ley de Caducidad con la búsqueda de desaparecidos y niños robados. En resultado anunciado, finalmente perdieron el gobierno.
Hicieron lo justo para que el rompecabezas fuera reformulado. Borraron sus intenciones de ser centro, el liberalismo social igualitario de algunos blancos o el batllista escudo de los débiles fueron desterrados. Se creyeron al pie de la letra  el hay que crecer para luego repartir, el hay que enseñar a pescar, hay que enseñar nuevos valores, no crecieron suficiente y poco enseñaron, y mostraron soberbia al suponer que las políticas partidarias y estatales serían suficientes.
Luego de la crisis económica del 2002, gota final,  el FA gana las elecciones en primera vuelta, se presenta atendiendo equidades y derechos y continúa el mediatizado hasta aquí y necesario camino posdictatorial de ganar equidad, juntar memoria, fomentar diversidades, sumar culturas y derechos, revitalizar la inversión, crear empleo, administrar bien  e intentar  jugar la otra variable necesaria como es hacer del Estado un mejor administrador y recrear un cierto Estado de bienestar que se suponía perimido, cuyo fin había sido decretado por los neoliberales y por una izquierda sobrecargada de deseos. El FA es el que hace mejor las tareas de la posdictadura: inversión, empleo, más profesionalismo en administración, derechos laborales, respeto a los sentimientos y heridas dejadas por la dictadura, políticas sociales, baja de pobreza, nuevos derechos para las mujeres, regulación de adicciones al tabaco y al cannabis, tolerancia para las orientaciones sexuales diversas y preocupaciones por el cuidado del ambiente. Este camino recorrido difícilmente será revertido por un eventual impulso neoliberal, o de ajuste fiscal.
Diez años después debe subrayarse que presenta varias de estas tareas en trámite, inmaduras o insuficientes. En particular, el FA descubrió lo difícil que es una reforma del Estado con sus empresas y un efectivo combate a la burocracia, esa que encuentra un problema para cada solución.
Pero resultó ser el definitivo gobierno de la posdictadura. Con grandes tareas pendientes, clausuró la ubicua moda cívico militar.

¿inversión extranjera?

Ante la huída de la burguesía local, el FA debe abandonar algunos reflejos primarios. Ni los inversores extranjeros son colonizadores imperiales, ni se puede ser ingenuo con ellos. No puede, como el partido más contemporáneo que es y el más inclusivo, pensar que son indeseables porque invierten y reclaman garantías, esto es un nacionalismo trasnochado. Debe sí regular el oligopolio de tierras y medios de producción, puede legislar y proteger los intereses ciudadanos, y establecer el cuidado ambiental.  También poner el ojo crítico y defensivo contra las poderosas calificadoras de riesgo, que dan la nota y te pueden liquidar. Una mala nota de estos economistas jóvenes con grado doctoral puede ser más dañina que un ejército de ocupación.
No hay alternativa nacional o local para determinadas inversiones, tecnologías y obtención de retornos impositivos. Pero el paso debido a continuación sería agregar más valor a la madera, producir arrabio o acero a partir de la minería, o generar productos para energía renovable.
Sin embargo, todavía no se ha formado un sólido complejo-usina para la investigación y desarrollo estatal –privado en los nuevos campos de inversión. Es todo incipiente, el sistema pro innovación sostiene en primer lugar a la academia.  La tecnología más bien se compra. ¿Cómo proceder para hacer menos producción primaria y más con valor agregado? Faltan docentes en matemáticas y sobran abogados. Sobran consultores y faltan innovadores prácticos. Faltan sumadores de valor y sobran remarcadores de precios. Los/as egresados de las escuelas universitarias de negocios se dedican de inmediato a administrar bienes familiares o formar empresas intermediarias. El Estado poco se vincula proactivamente a la actividad empresarial, los empresarios locales se dedican a importar e intermediar, demasiados sindicatos son estupendos reclamantes de mejoras para sus afiliados, no surgen redes productivas de capitales pequeños, innovadoras, que agreguen valor, es fuerte la cultura del boliche oportunista.  El mix triple de la intermediación, el depósito en zona franca y un callcenter configuran a muchas de las nuevas empresas. Así como en el fútbol, cantera social, record mundial per cápita de buenos futbolistas, ¿podremos llegar a comprender que necesitamos cantera formativa en dos o tres cadenas tecnológicas? ¿una o dos? Para constituirnos en un nodito de la red global.
Empresas textiles, metalúrgicas no vinculadas a la construcción, imprentas con uno o dos clientes, fábrica de cerámicas bajo la competencia asiática, empresas dependientes exclusivamente de las compras estatales, varias se han fundido y reflotado bajo una autogestión o cooperativización de sus trabajadores, con créditos estatales o compromisos de compras puntuales. Desde luego, las principales cámaras de industria y comercio envidian esos pequeños fondos y  entienden deberían destinarse a ellos que sí son viables. Aquí está en juego la acción biopolítica de los/as propios interesados: ser empresario y productor de sí mismo es un nuevo oficio, cómo crecer, sustentarse y distribuir mejor es un gran reto. El tiempo de trabajo no será más la medida del valor ni de la remuneración, sino el valor lo darán el conocimiento, la producción y la innovación.  Y todo está en manos de ellos mismos. Se terminó el arranquelas ocho horas, y llegó la oportunidad de una gestión libre, productiva y administrativa.

¿vanguardia de la clase obrera?

Ya fue la vanguardia de la clase obrera industrial, al comienzo del siglo veintiuno. Ahora está la clase de los trabajadores materiales (de productos, conocimientos, servicios), sus luchas por pan y trabajo están incorporadas en una nueva situación ciudadana. Y dejemos de buscar vanguardias objetivas. Las luchas por una mejor educación pública, por la despenalización de la vida, por el cuidado ambiental, salud pública y muchas otras se disputan nuestra atención. Las luchas por jornada laboral, condiciones de trabajo, derechos sindicales, convenios colectivos están vigentes, como es particularmente hoy la lucha por seguridad física. Sin embargo, permanece una tensión entre la reivindicación particular y su proyección en mejoras para la ciudadanía. Los ejemplos más notorios son  en el transporte, algunos servicios estatales y en la educación pública. En los sistemas de salud pública y previsión social debe subrayarse que los representantes sociales sean electos por la ciudadanía trabajadora y no por los sindicatos respectivos
En varios sindicatos  de servicios públicos y municipales lo reclamante laboral por beneficios y mejoras no se acompaña, salvo contadas excepciones, con una aceptación de responsabilidades y expansiones ciudadanas. Una propuesta de poner en marcha hoy una cogestión estatal o municipal de esos servicios sería un suicidio para sus proponentes, dada la tendencia a corporativizar las luchas.
En particular, puede funcionar la cogestión en la enseñanza pública, pero no una autogestión docente. En ese gremio existe incomprensión acerca de prioridades, y en excelentes docentes se observa un dejar hacer y autoencierro en el aula. No puede sostenerse en el siglo veintiuno, como lo hace la dirección del sindicato docente de Enseñanza Secundaria, una falsa oposición entre formar pensamiento crítico y habilitar capacidad laboral equiparando estas capacidades con una preparación para el mercado. Esto es regresivo, es una posición que coarta oportunidades de desarrollo y dificulta una sobrevivencia ciudadana como es laburar para llegar a fin de mes. Es hacer derecha. Tampoco puede permanecer la distinción institucional entre escuela industrial y  liceo. Son vestigios del pasado. Esta falsa oposición es ajena a lo que es la biopolitica, la conjunción práctica de las necesidades vitales con la actividad ciudadana.
Por otra parte, la organización administrativa y pedagógica de Secundaria es única y asombrosa. Más allá de problemas de  gestión, la situación administrativa es que son los/as docentes quienes eligen su puesto de trabajo según su conveniencia y no es la institución quién elige al docente y el perfil que más le conviene para desarrollar sus proyectos- es todo un ejercicio de neoliberalismo individualista sorprendente, es más que corporativismo.
Dicho esto, es para destacar la actitud voluntaria de aquellos Sindicatos que, aprovechando sus mejoras laborales e ingreso vuelcan su esfuerzo y medios para apoyar obras pro juventud, reinserción laboral de jóvenes presos, vivienda y beneficios ciudadanos.

¿oligarquía?

Hablar de oligarquía ya no corresponde. No aparecen y continúan ya los mismos apellidos en el agro, la industria y los bancos. Desde luego, las concentraciones de capital continúan, pero no son transversales. Casi imposible es, en la escala uruguaya, con la fuga del riesgo y la inversión que padecemos, que no haya concentración de riqueza.
El gobierno de unos pocos (oligarquía) es diferente a hablar de que unos pocos concentran ingresos.  Esta desigualdad persiste. Si bien el diez por ciento más rico gana trece veces más que el diez por ciento más pobre, hace unos diez años ganaba veinte veces más.
En el agro, una cierta reforma agraria se produjo basada en una alta inversión de capital, tecnológica, con aumento de productividad ganadera, agrícola, cerealera, arrocera, lechera. Las ferias agrícolas y agroindustriales ya no envidian nada a las argentinas. Se observan recambios de inversores locales, e importante llegada de inversores externos, particularmente en soja, otros cereales, madera, celulosa y minería. El precio de la tierra se ha multiplicado y surgieron varios estudios asesores para inversores uruguayos radicados en Paraguay, comprando tierra más barata, evadiendo impuestos, trasladando el plus recibido aquí y sumando hectáreas allá.
La industria frigorífica se ha vuelto brasileña mayoritariamente. Se verifica sus acuerdos implícitos para un manejo del precio del ganado. Los propietarios de tierras, las gremiales rurales se quejan por ello, pero no se plantean, aún con inmensas cantidades de riqueza acumulada y en línea con su fuga financiera,  una inversión en un frigorífico que complete su cadena ganadera y defienda sus intereses frente a la industria hoy existente.
Para la actividad agrícola ganadera se adecuan servicios energéticos y de comunicación, quedando rezagados el ferrocarril, carreteras y el transporte fluvial. En caminería terrestre el derecho  protege a los privilegiados que las usan para transportar madera y sacar sus productos agrícolas de los campos.
A la producción rural familiar  le pasa algo similar que a las pequeñas empresas urbanas que no ganan tecnología o se aíslan. La asociatividad cuesta. Los esfuerzos del Instituto de Colonización para distribuir tierras existe, chocando con el alto valor de la tierra y la voluntad juvenil de emigrar a la ciudad.
En línea con este crecimiento y reforma contemporáneo se aprueban derechos laborales rurales, logro solamente alcanzable durante un gobierno del FA.
Nunca unos cuantos empresarios hicieron tanta plata como con el gobierno del FA. Sin embargo, a una parte de los empresarios le interesa suicidarse, van a hacer lo imposible por removerlo. No soportan que haya otros apellidos que sienten intrusos, que no estén familiares directos, compañeros de banco en la escuela privada, ni la suma de equidad simultánea. Otros, más contemporáneos,  no harán eso.
No está vigente la tesis de que la contradicción principal es entre oligarquía y pueblo.

¿coalición de partidos y movimiento?

Desde su fundación, el FA ha sido a la vez coalición de partidos y movimiento político. A la vez. Muchos, simpatizantes o afiliados de partidos o bien frentistas no alineados critican acertadamente las acciones de cúpula partidarias o una conducción  individual,  pero dejan caer las oportunidades de fortalecer al Frente Amplio en su faceta movimiento. Desde 1971, la tensión entre la política de partido y los frenteamplistas sin partido estuvo presente. Los militantes zonales tienden a ser militantes partidarios antes que frenteamplistas. Más aún los liderazgos por sobre la coalición no son bien vistos o aceptados a regañadientes. No está claro si esta tendencia a la partidización es reversible. Lo que se observa es que los líderes no conectan, no representan o interpretan al movimiento frentista. El ejemplo más conocido es el veto a la despenalización del aborto, luego corregido, pero no es el único.

¿el hombre nuevo?

Crear o pretender un modelo ético de hombre o mujer puede perfectamente compararse con la clasificación A,B o C de la dictadura cívico militar, con la idea de la derecha que dice se perdieron los valores del trabajo, que no se respeta la vida, con la idea del hombre ario, el hombre solidario, el libre y productivo, la figura fascista, el militante fundamentalista religioso. Los fascistas también pretendían y pretenden hombres nuevos, según su modelo. Crear un hombre ideal es la antesala del terror para el ser humano que circula por las calles y los campos, vota en elecciones, labura según su necesidad y entendimiento, se opone a lo que no comparte, tiene adicciones legales e ilegales, no sabe para dónde va el mundo, le interesa o no su destino, no sabe si hay destino, tiene amores y pasiones, deseos, sobrevive y no entiende que haya gente que le diga cómo vivir y qué hacer. Es la antesala del terror para los seres humanos tolerantes de las diferencias, que no desean ser normalizados ni fabricados.

¿el régimen político de partido único?

Esto no es hacer izquierda en el siglo 21.

¿Izquierda sencilla?

El Frente de los años de fundación enfatizaba las reformas estructurales y la toma del poder político como herramientas fundamentales para mejorar la calidad de vida, el ingreso, el ocio y el discurrir humano. Los derechos femeninos, por ejemplo, se darían por añadidura. Salvando ahora la técnica de cambio, sí tenía claro los objetivos de una buena vida: ingresos adecuados, vivienda, salud, educación, medios para el ocio y ejercicio de derechos. No se planteaba el derecho a la diversidad sexual, el matrimonio igualitario, más bien rechazaba todo tipo de adicciones excepto el cigarrillo, el tabaco y el mate, ni soñaba con regular el aborto deseado por la mujer, o regular el mercado de nuevas drogas como la marihuana, y no estaba considerado el cuidado ambiental. Hay contemporáneamente nuevas demandas y necesidades que no existían cuarenta años atrás. ¿existe oposición entre las viejas demandas y los nuevos derechos? De ninguna manera. Sólo debe remarcarse que las demandas de derechos a la vivienda, a no ser pobre, a reducir la inequidad, a recibir educación de calidad siguen estando completamente vigentes. Esa es la reivindicación de la izquierda sencilla, que no debe perderse de vista al comienzo del siglo veintiuno. La lucha contra el hambre, por el lema los niños son la esperanza del futuro, por vivienda y salud está viva en todo el mundo. Hay dinero más que suficiente circulando, excedente, entretenido en reproducirse, para que ningún niño pase hambre en el planeta. La inequidad exorbitada de América Latina sería sorpresa e incredulidad para cualquier extraterrestre observador.
Se sostiene que el camino para reducir la inequidad y bajar los niveles de pobreza está en recorrer el crecimiento de empleo, de formalización del trabajo, de la educación formal incentivada, en la focalización de transferencias en determinados grupos sociales de riesgo. No es exactamente así. Se está comprobando que la erradicación de niveles duros de pobreza, de falta de educación, de extensiva preparación para el mercado de empleo no son generados  suficientemente por el mercado o aún por la intervención paliativa, focal y diferencial por parte de las políticas sociales estatales o privadas. En consecuencia, es necesario proponer soluciones de ofertas universales, de manera que todos/as los/as ciudadanos accedan a un ingreso básico, salud y educación de calidad. El camino es desarrollar, paso a paso, una renta básica universal para todos los ciudadanos, con contraprestaciones del beneficiario a establecer en cada caso, o sin contraprestaciones como derecho.
Este es el escalón siguiente para hacer izquierda ciudadana al comienzo del siglo veintiuno.

¿populismo?

La aparición de demandas heterogéneas y caóticas, de múltiples sectores sumergidos, sin representación institucional, en países que no cuentan con  un sistema de partidos, o éstos están sin renovación y eficacia o bien exhiben un  alto grado de corrupción, ha producido la emergencia de movimientos y líderes, en una situación que puede denominarse populismo. En América Latina pueden observarse estas características en varios países, desde luego con matices y diferencias, que no es el lugar aquí para extenderlas. El Uruguay no ha creado bases sociales y políticas para la emergencia de líderes o caudillos, quienes, con o sin partido propio, conducen un movimiento social político con gran integración popular. Y debe ser apreciado que así sea. Las demandas insatisfechas de gran cantidad de habitantes carentes de ejercicio ciudadano, sin conocer durante largo tiempo las prácticas ciudadanas, castigados por la pobreza, una inequitativa distribución de la riqueza, abuso  y represión de los grupos dominantes, han producido la aparición de caudillos o élites con gran aceptación popular, con gran concentración de poder militar y cívico y control abusivo de las disidencias. Esta es la ya denominada razón populista, las causas de que se cubra  las carencias de república y representación con líderes mesiánicos, con el grave riesgo de obturar caminos democráticos. Dicho esto, el surgimiento de un populismo puede continuar hacia un autoritarismo del líder, de un partido o de una camarilla dominante, o bien derivar luego hacia una democratización política y ciudadana. Cómo una sociedad democrática trata a sus disidentes es clave.
Hacer izquierda no es aplaudir esta clase de populismos autoritarios, es entenderlos, apreciar sus medidas integradoras de los marginados, criticar con lealtad y firmeza sus abusos autoritarios y proponer caminos alternativos. No es simplemente dejémoslos hacer su camino. Los ciudadanos libres no conocemos de fronteras o familias ideológicas.
Y, desde luego, no es para aplaudir o justificar los alineamientos fáciles con polos emergentes imperialistas en Asia o Europa Oriental. Hoy  el no alineamiento se necesita con fuerza, para que la multipolaridad sea cada vez mayor, como se necesitan el antimilitarismo, la democracia y la equidad social.
Hasta aquí hemos argumentado que  el Frente Amplio uruguayo, (FA) al comienzo de este siglo 21, en sus documentos y discurso no reconoce ni describe  con claridad y explícitamente los cambios ocurridos en la sociedad y el mundo desde su fundación, ocurrida hace ya cuarenta años, y no extiende a su accionar ese reconocimiento.  No alcanza con  líderes talentosos e improvisadores que reconocen realidades, actúan, luego poco explican y no enmarcan teóricamente sus acciones. Así no se seduce. No alcanza con impulsos e imágenes de género y juveniles, que reproducen ademanes anteriores, o que a la economía la dirijan prolijos economistas docentes de economía ante los medios de comunicación.
Tal vez convenga observar, detectar los cambios producidos, y, sin prejuicios en lo posible, definir luego nuevos caminos y un lenguaje apropiado. Puede que sea un aporte para ganar entusiasmo: con más años a cuestas pueden vestirse nuevas ropas y gastar nuevas actitudes.

Si llegaste hasta aquí, sin duda tenés paciencia. Esto no es dramático, no es la propuesta o creencia de verdades absolutas que si no se siguen viene el desastre. Es un ejercicio para cambiar y ayudar a vivir mejor. La evolución e involución biopolítica continuará en la tierra, distintas civilizaciones, estaciones espaciales o nuevos planetas, con chips de todo tipo, tecnologías  y vueltas de tuerca impredecibles que nos condicionarán. Veremos si podemos lidiar con ellas.

Sobre estas líneas, mi agradecimiento a las lecturas de, a los encuentros y desencuentros con: (en orden alfabético): Hannah Arendt,  Mijail Bakunin, Albert Camus, Raymond Chandler, Michel Foucault, Michael Hardt, Ernesto Laclau, Juan D. Lavilla, Karl Marx, Antonio Negri, Oscar Niemeyer, Federico Nietzche, José B. Olade Nieves, Carlos Real de Azúa, Juan Rocablanca, Richard Rorty, Susan Sontag, Oscar W. Tabárez, Gianni Vattimo, Carlos Vaz Ferreira

Montevideo, Agosto de 2014

(*) editor de Librevista

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