Esto es contra nosotros

Fuck you men, who are you?

x Alejandro Baroni

Desde hace un tiempo estoy hablando de nosotros. No creo haber sido claro, estoy seguro. Lo lamento, es importante.

Los Estados Unidos son una sociedad o varias sociedades en agitado movimiento, si es que se puede hablar así de tan intenso cruce y convivencia de diferencias humanas. Se están creando y recreando y esa creación – como cualquiera-  está siendo dolorosa.
En ese país, los/as progresistas, liberales y las izquierdas han ido marcando agenda, caminando en batallas culturales como las feministas, el cuidado ambiental, contra el racismo, los derechos por la diversidad, el control de armas, la salud pública. Una paz acordada con el gobierno de Cuba. Un político que se denomina socialista ganó las primarias del Partido Demócrata en más de veinte estados reclamando un salario mínimo de quince dólares la hora - el doble del actual-  entre otras banderas contra la pérdida del salario real, el desalojo y la concentración de la riqueza.
Los conservadores y reaccionarios, aquellos que rechazan programas solidarios de salud pública, evangelistas que rechazan el derecho del aborto, los racistas y xenófobos y desde luego los filo fascistas e imperialistas dicen que hay que preservarse y defenderse a cualquier costo. Ante la amenaza, le buscan la vuelta.

Política de la esperanza y ensayo enfrenta la política de la preservación y el miedo, hay izquierda y derecha. Aparece la reacción contra nosotros.

Pido disculpas porque se me fue la mano con las notas al pie, si molestan te propongo leer salteándotelas. Algunas son referencias, otras suman comentarios.

El primero de julio de este año, el New York Times publicó en su página editorial un texto de Bernie Sanders, traducido al castellano en su boletín[1] , titulado “el modelo económico global está fracasando”[2] .  Allí expone sobre la pobreza de cincuenta millones de norteamericanos y la falta de seguridad social. Sanders, objetado por ser tibio en sus propuestas de género, había perdido por poco[3] las elecciones internas del Partido Demócrata ante Hillary Rodham Clinton, y todavía no había expresado su apoyo a la ganadora pujando por llegar a la Convención del Partido con influencia sobre el programa electoral partidario. El NYTimes reconoció su importante campaña y le dio ese espacio. Posteriormente, Bernie expresaría su apoyo a la candidata triunfante, no sin obligarse y estar forzado a explicar su decisión ante muchos de sus seguidores, demasiados, que resistían el votar a Hillary. Sus argumentos básicos fueron que habían logrado introducir en el programa del partido puntos como la aproximación al salario básico horario de quince dólares, el rechazo a las deudas por pagos a las universidades, propuestas ambientales y otras. Pero sobre todo, si bien ellos –Bernie incluído- consideraban que Hillary pertenece al establishment  igual quesu esposo Bill Clinton, que cuenta con numerosos amigos billonarios[4] en Wall Street, y que había apoyado la guerra de Irak, Bernie argumentó que debía detenerse a Trump, y que eso no se conseguiría votando al Partido Verde o absteniéndose[5] .
Por tercera vez en su larga historia, la revista The Atlantic se posicionó ante las elecciones norteamericanas. Lo hizo por primera vez en 1860 apoyando a Abraham Lincoln y su posición antiesclavista, luego en1964 rechazando al guerrerista y segregacionista Barry Goldwater por desconfiar de su capacidad de juicio, y ahora, apoyando a Hillary, “que por momentos nos exaspera”, pero más que nada rechazando a Donald Trump por
similares razones a las de 1964. “Trump es un demagogo, un xenófobo, un sexista, un ignorante, y un mentiroso”dijo la revista[6]
No resultaron efectivos todos estos esfuerzos y otros más. Ganó Donald Trump. Ganaron los Homeros y perdieron las Lisa Simpson. Ganaron los que no fueron a votar.

Votaron sólo poco más de la mitad de los habilitados/as. No fueron más que esa cantidad. Hillary Rodham Clinton perdió seis millones de votos logrados por Obama en las elecciones anteriores. No logró convocar a su potencial electorado, ni siquiera a buena parte de las mujeres con educación superior. El 30% de los latinos (de habla hispana) habilitados y ya instalados, contrarios a lograr las paces con Cuba y refractarios a que llegaran nuevos inmigrantes a disputarles sus empleos en los servicios personales votaron a Trump, demasiados jóvenes no fueron a votar[7] , demasiados negros no fueron tampoco, para ellos las muertes de black men en la calle a manos de policías iban a continuar de cualquier manera. Un desencanto ruidoso. Un abstencionismo fatal, ciego y banalmente cruel. Hillary no supo, no pudo, no sumó entusiasmo militante [8] , no cargaba con tradición suficiente, no podía liderar a las fuerzas progresistas, liberales y de izquierda de los Estados Unidos. Colocó las banderas de derechos en su discurso, pero no convenció a miles de norteamericanos que todavía sufren las consecuencias de la crisis del 2007-2008 y desde mucho antes ven a sus salarios caer mientras trabajan más horas y con más productividad. No sintonizó con aquellos que ven sus fábricas trasladadas a China o Méjico u otros Estados sin  tanta protección social o defensa sindical[9] . No alcanzó a las personas patrióticas, evangelistas de derecha, con estilo de vida paranoico y un arma de fuego dispuesta en sus casas, y sobre todo alejadas y desencantadas de la política democrática y proclives al cambio violento. Ni rozó a la derecha norteamericana persistente. Su discurso por la creación de empleos no fue suficiente contra el sorprendente y nunca visto descrédito que golpea a Wall Street, esto es los bancos, financieras, hipotecarios, agencias de seguros y operadores financieros. Para muchos quedó pegada a los billonarios. Su liderazgo no logró abatir el rechazo contra tantos cambios heterogéneos contemporáneos. Desde luego, no podía alcanzar a los abundantes machistas, racistas, xenófobos y patrióticos agresivos. La explotación y la concentración de ingresos se venía acentuando y poco de eso manejó Hillary en su discurso de campaña y sus antecedentes en esos asuntos no ayudaron. No percibió un gran resentimiento social[10] . Lo más: no logró convencer que jóvenes, negros, mujeres e inmigrantes latinos fueran a votar.
Apoyada y apoyando los dos períodos de Barack Obama- un presidente con altos números de aprobación (y de fortísimo odio racial en su contra también)- era visible, muy gozada y muy temida, una corrida hacia la izquierda entre jóvenes, mujeres, con el surgimiento de movimientos como Black lives matter, Ocuppy Wall Street y el Foro social de Estados Unidos[11] , más notoria en ciudadanía con formación en lo cognitivo, en la tecnología de la información, la comunicación y el control de procesos administrativos diversos (los white collar)[12] .  La generación entusiasmada  en su momento por Obama fue luego contra Wall Street, al no sentirse representada por él. Pero, esa corrida real se desactivó el día que había que votar. No fueron. Les terminó dando lo mismo. No desaparecieron estas fuerzas y tendencias, sólo no fueron a votar en cantidad suficiente. En cambio, las tendencias contrarias sí se lideraron y votaron lo justo y necesario para ganar- no sobrándoles nada[13] .
No triunfaron- aunque parezca- los grupos sociales víctimas de la concentración global de los ingresos, del traslado y pérdida de fuentes de trabajo e ingresos. Tampoco ganaron las clases medias inseguras del inmigrante y diferente que tienen ciertas- no tan graves- dificultades económicas. Triunfó la reacción y el miedo a la globalización cultural propia del siglo 21, a la agenda de derechos, al avance posmoderno, a la diversidad, a los movimientos de migrantes, a los que escapan de las guerras y genocidas, a que fuera presidente una mujer o un negro, a que se permitiera ingresar a unos miles de sirios, a los tímidos cambios económicos en la seguridad social, salud pública y creación de empleo que se proponía, insuficientes desde luego. Ganaron los discursos más proclives a la militarización de la política internacional, esos peligrosos y amargos que también existen en el Partido demócrata, por ejemplo  en su candidato al Senado por el estado de Kansas[14] .
Predominó una reacción contra los movimientos sociales y las personas que necesitan y luchan por una vida buena en un lugar vivible y amable en el mundo.  
No era lo mismo que ganara una u otro la elección norteamericana, estructuralistas idiotas[15] . No era lo mismo una u otro aunque la Reserva Federal (el Banco Central de EEUU) mantuviera iguales las tasas de interés, economistas monetarios. Y lo menos malo no era ganara Trump, por ser un “nacionalista antiglobalización”  y anti neoliberal, ciegos dogmáticos.

Fuera de Estados Unidos, pensadores y comentaristas no perciben la intensa lucha de izquierdas y derechas. Ven al “sistema” y  a Wall Street como determinantes y decisivos.
En un ensayo anterior, comenté el libro El Minotauro global de Yanis Varoufakis economista y breve ministro renunciante del primer gobierno de Syriza en Grecia. Al completar una nueva relectura creo haberme equivocado entonces cuando sostuve que Varoufakis se apoyaba en una lectura sistémica de la economía, al estilo que Marx expresó cuando dijo que “el “impulso autorreferencial del capital se burla de la voluntad humana, del empresariado y la clase trabajadora por igual… es el capital el que .. es dueño de todas nosotras, y somos nosotras quienes lo servimos a él”. Tal como lo veo ahora, el autor no se afilia a que el capitalismo tenga vida propia o sea un sujeto metafísico por fuera de la actividad humana, aunque sí sostiene una lectura economicista de la historia del capitalismo afirmando que fueron y son los manejos financieros y económicos de los arquitectos del New Deal, Bretton Woods y Wall Street los que han determinado el curso del mundo. Y menosprecia sin duda a la acción política en ese libro y en su web de hoy como veremos. Luego de las elecciones norteamericanas, comenta en su sitio web que  “Como en los años 30, ..un errado diseño monetario y financiero condujo a una crisis bancaria … que trajo (sic) una mezcla de nacionalismo racista y populismo. Así como en los tempranos años de los treinta, un despistado establishment apunta sus armas a los progresistas como Bernie Sanders y nuestro primer gobierno de Syriza de 2015, terminando derrotados por nacionalistas beligerantes y racistas”. A continuación, sostiene equivocadamente que su triunfo brinda a los progresistas una oportunidad: “El triunfo de Trump viene con un destello de luz (silver lining). Demuestra que estamos en un cruce de caminos cuando el cambio es inevitable, no sólo posible”. Erra Varoufakis: en Estados Unidos los “progresistas” (izquierda)  casi que se autoaislaron, a pesar de Bernie Sanders, quien entendió que había que unir los liberales y la izquierda contra el nacionalismo racista y beligerante[16] . El griego debería repasar el antecedente de la guerra política entre socialistas y comunistas que posibilitó el ascenso del nazi-fascismo. Como economista e historiador, es muy bueno.
También en nuestro país, y dentro de un arco diverso de beneplácito por el triunfo de Trump, bordadas cuidadosamente con un terco dogmatismo aparecieron opiniones que ven en esto una “esperanza” contra el “sistema”, al ser expresión de un malestar en la sociedad norteamericana, “en el corazón de una sociedad que uno creería más amoldada”[17] . También se reescribió  la cantinela de que el “circo electoral” se merece a Trump, y que eso suscita deseos de que gane[18] . Slavoj Zizek ya había sostenido que “Donald Trump es menos peligroso que Hillary Clinton” siguiendo la máxima de que desde lo peor puede venir lo mejor[19] . También el “sistémico” y “antimperialista” argentino Atilio Borón ve ahora una oportunidad para derrotar al “neoliberalismo” al cual “se le acabó su ciclo”[20] .

¿Y ahora?
Uno

La izquierda norteamericana es más bien una izquierda cultural, de movimientos contra el racismo, por el ambiente, por feminismo, contra la especulación financiera y la guerra. Es una izquierda compleja como debe ser, pero no sencilla como también debe ser. Tiene muy claro la desigualdad y la escandalosa concentración de riqueza pero no sabe muy bien cómo combatirla. Así puede olvidar o relegar para después las reivindicaciones de trabajo, salario, vida con recursos sustentables y seguridad. Puede subestimar la producción de alimentos y recursos tecnológicos para la sobrevivencia. No sabe bien cómo pasar de la defensiva a la ofensiva, aún cuando los que gobiernan están desorientados. Predomina un discurso moral acerca de lo que está bien, de lo justo y lo injusto, sin darse cuenta que tu moral es tu moral, es buena para vos, pero no es superior por sí misma. Hay que convencer. “La derecha no es ética” es un discurso para abandonar. Debe anotarse que éste es un problema increíblemente vigente de quienes hacemos izquierda en el mundo. La agenda de derechos, la producción de medios y la generación de capacidades productivas (digo capacidades productivas genuinas con calidad y eficiencia de recursos, sin retórica vaga contra “el sistema” y con memoria sobre el socialismo real) no van demasiado de la mano en el discurso de las izquierdas, y mucho menos en influyentes discursos de economistas progresistas, que prefieren mirar sobre todo a la inflación, las tasas de interés, el tipo de cambio y la balanza de pagos.

Dicho esto, es justo anotar las preocupaciones de la izquierda asentada en Detroit, con figuras distintivas como Grace Lee Boggs y Jimmy Boggs quienes se propusieron generar producción y resistencia en la ex motor town al mismo tiempo que acompañar profundizando el movimiento hacia la izquierda post Bush y con Obama[21] . Desde la academia, el economista Rick Wolff ha señalado gráficamente la pérdida del salario real en Estados Unidos desde el siglo pasado, sumada a un aumento de productividad y horas de trabajo, demostrando claramente el aumento de la explotación del trabajo asalariado y la concentración mayor del ingreso. Wolff, en un planteo para limitadas condiciones y sabiendo que la experiencia del socialismo real no debería repetirse, propone la integración de empresas de trabajadores propietarios sin CEOS gerentes y accionistas[22] . Al proponer ese camino, Wolff seguramente conoce el criterio del economista y geógrafo David Harvey  cuando “visualiza con claridad la diferencia entre gestionar una riqueza común a dos, tres, o 100 personas o a un millón de personas o a la humanidad y plantea el grave problema de la escala”  para manejar la riqueza en común[23]  . La icónica editorial y librería City Lights de San Francisco, además de publicar a Wolff, promovió la venta del libro Days of Destruction, days of Revolt  (Días de destrucción, días de revuelta) donde se retratan en formato historieta  hondas miserias sociales ----dignas de un quinto mundo- en Nueva Jersey, Florida, New York, Virginia del Oeste y Dakota del Sur[24] , pero no hay condiciones de revuelta en esos lugares deprimidos, ni los progresistas (progressive) saben hacerse cargo.

Están en curso investigaciones sobre las ocupaciones actuales de los obreros del automóvil, metalúrgicos, del acero, la robotización industrial, intentando saber cómo es la nueva “clase trabajadora” en Estados Unidos. En términos de conjunto, los ingresos reales se depreciaron, y existe descontento, pero debe recordarse el rechazo histórico de los sindicalizados del motor a los migrantes desde el exterior y los migrantes negros desde Georgia y Alabama, por ejemplo. No está claro al momento si los factores que llevaron a altas abstenciones o a votar ajustadamente por Trump en el cinturón industrial (rust belt -cinturón de óxido- formado por Pennsylvania, Ohio, Michigan y Wisconsin) son predominantemente de origen laboral o económico, o más bien al descontento laboral se suman mezclas de resistencias culturales a los cambios de las  últimas décadas. Sí es claro que no influyó para nada el discurso progresista de la injusticia del 1% más rico que concentra tanto dinero. A estos votantes y abstencionistas les importa un pito el que haya ricos desmesurados, mientras ellos tengan su consumo, la heladera llena, su seguridad y estima protegidas. Pasó la crisis sin caer en una depresión al estilo de 1929, pero hay dudas. Las mejoras de salario y ocupación promovidas por los programas de Obama han sido insuficientes pero hay discrepancias en cuanto a su influencia en el pensamiento ciudadano de estas zonas.

Por ejemplo, las cifras de desempleo e ingresos de hogares no aparecen demasiado diferentes entre el promedio de Estados Unidos y el de los estados como Michigan, Ohio o Pennsylvania. Sí destaca por lo grave Detroit – la motor town- con el  doble de desempleo que su estado Michigan.

En los comités del partido demócrata y movimientos sociales progresistas y de izquierda están prendidas las alarmas. Se están reactivando los think tanks urgentemente como el Roosevelt Institute de Joseph Stiglitz y Mike Konczal, éste con su blog Rortybomb. Se va a leer con más atención el libro Rewriting de rules of the American Economy (Reescribiendo las reglas de la economía norteamericana) en claves teóricas institucionalistas keynesianas[25] . Se están releyendo numerosas advertencias de los propios que se pasaron por alto (como las de Michael Moore, Thomas Frank y Richard Rorty). Al momento se ha planteado medidas defensivas en torno a eventuales agresiones a emigrantes, más defensas contra el racismo y la seguridad social así como insistir con el reclamo de subir el salario mínimo. A la vez, se está verificando que tanto Hillary Clinton, como Elizabeth Warren o Bernie Sanders están en sus setenta años, por lo que se necesitará renovación de liderazgos. Michelle Obama podría ser una nueva líder demócrata, y otros liderazgos podrán surgir de los movimientos sociales, o bien esos movimientos continuarán golpeando en forma autónoma,  desjerarquizada y escasamente comunicados entre sí. Puede que el progresismo y parte de la izquierda no haya entendido suficientemente la generación de la  grave crisis del 2008, que no está resuelta, y que esa gran oportunidad de cambio no será superada con recetas “inteligentes” que sean más de lo anterior, por ejemplo con nuevos portafolios de Wall Street y futuros salvatajes enormes de bancos, siempre salvando los banqueros.

 ¿Y ahora?
Dos

Por delante está el estudio, la investigación y experimentación con buenas intuiciones.
Se está anunciando- desde antes de las elecciones norteamericanas-  que el capitalismo o el moderno sistema mundial estará cambiando en los próximos cincuenta años. Pero no sólo desde la izquierda. Hasta la revista Time se plantea “salvar el capitalismo” en decadencia, diciendo que el sistema de capitalismo de mercado en los Estados Unidos está quebrado, planteando el control y la quiebra de algunos bancos, una mayor socialización de beneficios de las empresas, y ¡promover la equidad sobre la obligación de pagar deudas! Sin duda es una señal de que estamos en momentos de cambio. También el financista George Soros les dice que no va más el paradigma fundamentalista de que los mercados financieros conducen al equilibrio y rebate la creencia de que la búsqueda del interés propio sin restricciones lleva a la asignación óptima de recursos. Soros presenta un paradigma diferente, que no desarrollo aquí, que adjudica a los agentes económicos y políticos el curso de los acontecimientos[26] .  La escandalosa concentración de la riqueza en pocas manos está documentada por Piketty y otros, y son adecuadas viéndolas en contexto las propuestas de imponer cargas impositivas progresivas al capital. Los datos del veinte por ciento y del uno por ciento absoluta e impresentablemente rico son de por sí relevantes para promover ese cambio, aunque más bien importa la dinámica del cumplimiento o fracaso de las metas y las expectativas que se planteen la mayoría de los habitantes del mundo, frente, contra y con ese uno por ciento.
Luego de la crisis de 2008 nada volvió a ser igual, aunque se haya evitado una depresión al estilo de la crisis de 1929. Desde la izquierda norteamericana Bernie Sanders captó y lideró rechazo y protesta. También lo hizo la derecha social (no tanto la derecha política o el partido Republicano) apoyando a Trump, sumando desde luego su marca. Le asiste razón a Immanuel Wallerstein cuando dice que el cambio puede ser para peor.
En el importante libro de historia y prospectiva económica El Minotauro Global, Yanis Varoufakis nos relata la “obra” de los “arquitectos” del New Deal de Roosevelt y los jerarcas de la Reserva Federal (el banco Central de EEUU) que lograron ir creando – nos dice- mecanismos estables sucesivos, mecanismos para el reciclado de la riqueza entre los diferentes enclaves y poderes mundiales, pasando por la edad de oro del capitalismo en los años sesenta, auge con el que coincide Hobsbawm. Antes de 2008, el déficit de los Estados Unidos fue financiado con dinero proveniente de Europa, China, países emergentes que lo ponían en manos de los operadores de Wall Street, bancos y financieras, que así nivelaban la balanza de pagos y permitían a los norteamericanos continuar con su demanda y consumo. La pregunta que se impone es si tales mecanismos fueron “obra” de las sucesivas reservas federales, de los “arquitectos” como Harry White, Paul Volcker, Ben Bernanke, o si más bien fue..

la enorme generación de capital excedente que no podía sino circular en bien de sus propietarios norteamericanos, alemanes y chinos, buscando el beneficio por el beneficio y su crecimiento,
por las acciones de grandes masas de trabajadores o vivientes,
sus elecciones y negaciones,
la confusión entre la libertad del “mercado” y las libertades individuales, esa tan arraigada entre viejos, nuevos, grandes y pequeños dueños de capital,
la guerra de Vietnam y su fin,
la invasión de Iraq y su fracaso,
la declinación del imperialismo mayor,
la emergencia de otros poderes que promovieron la incapacidad de centralizar o hegemonizar como antes,
las luchas sociales, políticas y militares,
las guerras que unos ganaron y otros perdieron,
el racismo y los genocidios,
la matanza de civiles en las torres gemelas de Nueva York,
el olvido de la política como reacción defensiva,
la caída del muro de Berlín,
la implosión de la Unión Soviética,
la China posterior a Mao que se planteó crecer a marcha forzada y debió alimentar a cientos de millones, formar una clase media y enriquecer a nuevos capitalistas y burócratas, esa China inestable que hoy es acreedora de Wall Street pero no tiene la capacidad de liderar,
la imparable circulación de la información y asesoría para invertir como para fugar,
para comprar vivienda hipotecada como para emigrar,
el desencanto del aislamiento,
la apuesta y la apertura de pensares y saberes y su llegada en tiempo real a tantos seres humanos,
fueron acciones de personas de carne y hueso que crearon hipotecas tóxicas invendibles,
y provocaron desalojos desde la ciudad hacia la calle y los barrios lejanos,
fueron seres humanos los que compraron viviendas y propiedades regaladas por crédito fácil,
los que hicieron la cola para retirar sus fondos del quebrado banco Northern Rock,
y los que retiraron via e-bank,
y fugaron su capital offshore,
los jubilados que presionaron duro al gobierno para que sus fondos fueran retornados y protegidos a pesar de los fundidos banqueros Lehmann Brothers,  
todos/as aquellos que exigieron el retorno de sus dineros puestos en circulación y manejados por los bancos y financieras,
los que exigieron que debía salvarse la circulación de dinero, no a los banqueros,
los que debieron mudarse de San Francisco hacia las afueras corridos por las inversiones inmobiliarias chinas amigas del alcalde de origen chino,
y el movimiento hacia el secularismo que hace que la cuarta parte de los norteamericanos digan no ser religiosos, mayoritariamente jóvenes,
Malcolm X se llama hoy un boulevard de Harlem,
dicen que las fuerzas armadas están diezmadas por obra de Obama,
y que es socialista,
si bien se estima que uno de cada seis norteamericanos pasa hambre, la mitad de la producción de alimentos se tira a la basura,
el derroche de energía y recursos,
las ignorancias y crímenes ambientales,

Todas esas acciones y omisiones y cuántas más generaron momentos de estabilidad e inestabilidad ¿o fueron tres o cuatro arquitectos financieros? ¿O un ente metafísico que habita en Wall Street?

La obra de Antonio Negri, con la que nos interesa dialogar, apunta a que el sistema mundial está amenazado, a que esa agenda amenazante la marcan los/as ciudadanos, los migrantes, la “multitud”, esa idea difusa que intenta sustituir al “pueblo” o al “proletariado” y no lo logra, así como el señalamiento junto a Michael Hardt de un Imperio descentrado y ubicuo que sustituye al imperialismo anterior. Es seductora la teoría, como es la propuesta de la renta básica universal de los humanos como el nuevo salario a reclamarle al Imperio, pero tal vez estos autores hayan colocado la teoría demasiado por delante del camino, la experimentación e investigación pragmática que ellos mismos subrayan como necesaria. El desbarranque institucional del gobierno petista en Brasil y las elecciones en Estados Unidos nos obligan a rescatar la terca mantención de las instituciones constitucionales o electorales, los plebiscitos y las elecciones parlamentarias, en el marco del Estado-nación, ese marco que desaparece pero reaparece, por obra humana, se entiende. Ese sólido mantenimiento de las pasadas de raya, de instancias que saldan un período de luchas e inauguran otro diferente. Así la lucha desde la izquierda sencilla en Estados Unidos tratando de captar el descontento en competencia con la derecha fracasó en estas elecciones.
Junto con ello se da el camino de los migrantes que rompen fronteras nacionales, que huyen de la miseria, las guerras importadas o propiamente locales y del genocidio convierten a Europa y Estados Unidos en tierras multiculturales y raciales, irrevocables, provocando el rechazo xenófobo social y partidario. Los migrantes no sólo son víctimas, son además  fuerzas políticas y económicas que promueven cambios. Un millón están entrando en Alemania por año. La globalización del dinero requiere libertad de circulación de la moneda a través de las fronteras, no libertad para las personas. Nuestra globalización requiere libertad de circulación de personas atravesando fronteras.
Varoufakis ha replanteado y representado a John Maynard Keynes y su propuesta de crear una Unión Monetaria Internacional con moneda común. Sin embargo, al momento de interpretar la crisis del 2008  y su futuro confiesa que estará en manos de Estados Unidos la creación de un nuevo sistema de reciclado del dinero, cosa que- dice- se convenció que no podrán hacer los países emergentes, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Puede que tenga algo de razón, si bien ahora esta conjetura gana incertidumbre, pero estará determinado por las demandas y protestas en Estados Unidos que presionen al nuevo congreso republicano.

Hay enormes cantidades de dinero circulando, fluyendo sin balances “equilibrados”, los fondos de inversión con millones de pequeños, medianos y grandes ahorristas buscan certezas para  invertir y no las encuentran. Son demenciales excedentes que buscan un destino diferente de los papeles hipotecarios tóxicos pero que se volcarán a inventos parecidos si les conviene. Los papeles tóxicos que explotaron en el 2008 están más regulados por ser conocidos, pero están funcionando otros portafolios que veremos en qué crisis desembarcan. En su escala, aquí en el Uruguay y Argentina bulle la guita en manos privadas buscando oportunidades de corto plazo, en cualquier lado y a cómo dé.

¿habrá decisiones políticas para no salvar más banqueros?
¿es una situación insostenible?

Es claro que no hay rumbos y eso genera oportunidades. El camino paciente va por ir ampliando la base de la pirámide de ingresos, que la clase media sea más (que no despareció y no piensa desparecer es muy claro) y que se empodere a más gente.
Los bits no se comen. No es adecuado, es apresurado hablar de la economía de la información o del trabajo cognitivo sin considerar la economía subsistente de la producción industrial, que persevera en otras partes del mundo, asiático y “emergente”, que está creando clase media y demandas que se sospecha no serán sostenibles salvo represión como esos estados saben hacer.

¿Es una crisis de expectativas económicas realmente? ¿O más bien una por el modo de vida?
¿Logrará una derecha con discurso nacionalista y xenófobo un nuevo equilibrio global? ¿O nos conducirá a una nueva guerra? Es grande la incertidumbre.

Habiendo dado el socialismo lo que tenía para dar, y comprobando que la producción colectiva y autogestionaria funciona en escala reducida, que la gestión financiera de la riqueza necesita una regulación, control y nacionalización de ganancias, no sólo de pérdidas de lo que hay experiencias exitosas, que la cogestión público privada con representación de trabajadores si bien obligatoria en algunos países como Alemania es incipiente, que el progresismo y la izquierda no está uniendo la producción sustentable de bienes y servicios con la agenda de derechos necesaria al siglo 21, si todo esto es así, me parece que un mejor modo de producción aún indefinible, y el manejo financiero de los excedentes podremos inclinarlo hacia una mayor inversión pública y un new deal y plan de reconstrucción destinado a los países deprimidos y expulsores de población, destinado a la recepción y alojamiento de los movimientos migratorios inmunes a muros que van conformando las nuevas sociedades multirraciales y multiculturales. Si hubiera una renta básica para los migrantes y los pobres del mundo ¡cuánto mercado y ahorros de costos paliativos se lograría!
La inversión y carga impositiva que pueda realizar la actual derecha norteamericana podrá tal vez disimular la depresión de las viejas zonas industriales, pero es seguro que no volverán los años gloriosos de 1950 ni la supremacía blanca que van a buscar. Eso les va a traer problemas que serán oportunidades. También eso dependerá de si los inmigrantes actuales toman cartas en el asunto, votan en las próximas y dejan de mirar tan fijamente si el freezer está lleno. Lo que es seguro es que la derecha no tiene insumos ideológicos para un nuevo entendimiento internacional pos imperialista y para abandonar el fundamentalismo del libre mercado.
Las luchas por una buena vida y por nuevos derechos en EEUU y Alemania serán decisivas para que otro mundo sea posible.

Nosotros no es una identificación que tenga pretensiones de objetividad, por el contrario, no puede incluirse en estructura, o relación privilegiada determinante, como mirada desde el afuera, como aquella de burguesía y proletariado, ni siquiera de multitud contra imperio aunque sea intuición más contemporánea y con más puntería, y desde luego no es centro y periferia, o imperialismo y nación. No entra en una dialéctica hegeliana o similar, ni necesariamente somos una potencia positiva como regla (espinoziana). También metemos la pata. Mucha gente en Brasil, Colombia, Estados Unidos y Uruguay mete la pata.
Desde aquí podemos elegir.  Es absurdo que el periodista de Hora de cierre de radio Sarandí diga que él debe entender y no tomar partido, cómoda, “científicamente”.  El “entender” y actuar luego como pretendía Descartes ya no va. No nos pidan soluciones “racionales”, serán sólo racionales en la medida de nuestros saberes y afectos. Entendamos, cogitamus entre todos mientras actuamos. Porque no sé si te diste cuenta que la consigna de actuar local y pensar global está superada. Depende de nosotros, mujeres y hombres, ya podemos actuar global.

25 de noviembre de 2016

Agradezco los comentarios de José Miguel Busquets y Graciela Gómez Palacios

[1] http://www.nytimes.com/es/2016/07/01/bernie-sanders-el-modelo-economico-global-esta-fracasando/?em_pos=small&emc=edit_bn_20160704&nl=boletin&nl_art=4&nlid=75748406&ref=headline&te=1

[2] Más allá de que no es feliz la expresión “modelo económico”, Sanders nos está diciendo con razón que está complicada la economía política global.

[3]   Sanders logró trece millones de votos en las primarias del Partido Demócrata, mientras Trump obtuvo catorce millones en las primarias republicanas.

[4]  Poseedores de al menos mil millones de dólares.

[5] El Partido Verde votó muy bien con más de un millón de votos (1 % del total)  No fue allí donde se refugiaron los votos de Bernie.

[6] http://www.theatlantic.com/magazine/archive/2016/11/the-case-for-hillary-clinton-and-against-donald-trump/501161/?utm_source=nl-atlantic-daily-100516 . El editorial de la revista da pie para presentar aquí una obra clásica, como es The paranoid Style in American Politics  (El estilo paranoico en la política norteamericana) de Richard Hofstadter, Vintage Books, New York, 2008. El autor estudia allí la política de Barry Goldwater y de Joseph McCarthy, antecedentes donde abreva la derecha norteamericana actual, con sus pensamientos maniqueos, conspirativos, protestantismo ascético, racismo, individualismo económico, trabajo disciplinario, vida religiosa.

[7] Cuando votaron, los millenials del siglo 21– nuevos votantes- no apoyaron a Trump, pero en su mayoría no fueron  a votar

[8] Como cuenta una editora de la revista Dissent, en un estado clave como Pennsylvania casi no se presentaron jóvenes a militar por la candidatura de Hillary. https://www.dissentmagazine.org/blog/trump-victory-complacency-solidarity

[9] Ver el cambio de voto hacia los republicanos que anticipó Michael Moore  en los estados como Wisconsin, Ohio, Michigan y Pennsylvania decisivos en la elección, y que contaron en su momento con pujantes industrias automovilísticas y metalúrgicas  junto con poderosas fuerzas sindicales. La amenaza de Trump de imponer impuestos a los autos Ford fabricados en  Méjico cayó excelente en este electorado http://michaelmoore.com/trumpwillwin/    La lucidez de Moore es muy grande. Agradezco al sociólogo Eduardo de León su posteo en facebook.

[10] Richard Rorty escribió sombríamente en 1998, mientras se autodefinía como “profesor posmodernista”: “Algo que probablemente pase es que lo logrado en los últimos cuarenta años por los negros y morenos norteamericanos, y por los homosexuales será borrado del mapa. Estará de moda nuevamente un jocoso desprecio por las mujeres… Todo el resentimiento que los menos educados tienen porque sus costumbres son impuestas por los graduados universitarios encontrará una válvula de escape”.  Achieving our country, leftist thought in twentieth century America, Harvard University Press, 1998 (Construyendo nuestro país, pensamiento de izquierda en los Estados Unidos del siglo veinte)

[11] En la conversación de Grace Lee Boggs con Immanuel Wallerstein aparece el Foro de Estados Unidos en relación con el Foro Social Mundial y sus varias ediciones http://www.librevista.com/Conversacion-Immanuel.html

[12] Thomas Frank había ya avisado sobre la separación entre los demócratas white collar  y los obreros manuales blue collar. en Listen liberal, what ever happened to the party of the people? (Escucha liberal, qué le pasó al partido del pueblo?) Henry Holt & Co, 2016. Agradezco a Dale Ferguson el conocimiento de este libro.

[13] Ver la sorpresa sincera de Paul Krugman columnista del NYT y Nóbel de Economía en http://www.nytimes.com/es/2016/11/08/nuestro-pais-desconocido/

[14] https://www.youtube.com/watch?v=9_S5s16Y1OA  Agradezco a Pete Bakely el conocimiento del video.

[15]   Dicho según el origen griego de la palabra: idiota es el desinteresado en la política

[16] https://yanisvaroufakis.eu/2016/11/11/trump-our-post-modern-1930s-and-diem25s-moment/#more-15958

[17] Columna de Hoenir Sarthou en http://www.voces.com.uy/articulos-1/indisciplinapartidarialacolumnadehoenirsarthouquesignificaeltriunfodetrump

[18] http://sandinonunez.blogspot.com.uy/2016/11/el-dia-de-la-marmota.html

[19] https://es.panampost.com/orlando-avendano/2016/11/03/filosofo-marxista-zizek-donald-trump-es-menos-peligroso-que-hillary-clinton/

[20] http://bohemia.cu/mundo/2016/11/atilio-boron-trump-y-el-otro-fin-de-ciclo/

[21] Leer en http://www.librevista.com/Conversacion-Immanuel.html

[22] Video sobre su libro Capitalism hits the fan – The global economic meltdown and what to do about it publicado en 2010  (El capitalismo pone el dedo en el ventilador – el colapso de la economía global y qué hacer con eso) https://www.youtube.com/watch?v=M8ZH1ejtIFo. Ver también de Richard Wolff y David Barsamian Occupy the Economy: Challenging Capitalism, City Lights Open Media, San Francisco, 2012 (Ocupar la economía: desafiando al capitalismo)

[23] http://www.librevista.com/el-sintoma-griego-segun-david-harvey.html

[24] Days of Destruction, Days of Revolt, Chris Hedges and Joe Sacco, Nation Books, New York, 2014

[25] Joseph Stiglitz con  Nell Abernathy, Adam Hersch, Susan Holmberg, Mike Konczal (coautores), Roosevelt Institute, mayo 2015

[26] El criterio se acerca al principio de incertidumbre de la mecánica cuántica.

 

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