El síntoma griego, según Jacques Rancière

Comentarios x Alejandro Baroni

En la  Europa contemporánea, con sus diversos y graves problemas (dejá la crisis por ahora) abundan opiniones que vale comentar.
Por ejemplo, en el libro El síntoma griego, Posdemocracia, guerra monetaria y resistencia social en la Europa de hoy, hay colaboraciones de Alain Badiou, Costas Douzinas, David Harvey,  Antonio Negri, Jacques Rancière y otros. Editorial errata naturae, Madrid, 11/2013.

Aparecen allí posturas diversas, bienvenidas, con sorpresas y algo en común. A continuación, selecciono expresiones de cada uno de los autores que entiendo claves y las comento brevemente. Puedo extenderme si a alguien le interesa, y suministrar textos más completos de la edición madrileña. Sugiero elegir los autores que interesen y postergar el resto… En fin, apelando a la brevedad están publicadas por separado.

El filósofo Jacques Rancière, profesor de la Universidad de Paris VIII, dice:
“el problema es que en el país capitalista actualmente más avanzado, China, hay centenares de millones de  trabajadores que están trabajando exactamente igual que el siglo 19….están sujetos a pasaportes interiores, al igual que en la Europa de hace doscientos años, como a la condición  de seres sin derechos a los que es fácil explotar y no pagar”
….  “Creo que estamos asistiendo a una especie de imbricación entre formas diferentes [de las relaciones generales de explotación] no exactamente a una conversión global hacia lo fluído. Para referirme brevemente al famoso posfordismo, diré que su sentido no viene de que se haya pasado de lo sólido a lo fluído, de las fábricas disciplinarias a una forma de explotación liberal adaptada al individualismo posmoderno, flexible y demás charlatanería”
…. “ya he explicado que no puedo hablar mucho de …la estrategia revolucionaria para conseguir que Grecia salga adelante y que Europa abrace por su parte el comunismo”

Comentario: Rancière, atosigado por una entrevistadora cargosa, trata de poner fin al diálogo en varias oportunidades sin éxito, hasta que lo logra. Se declara incapaz de contestar sobre el abrazo al comunismo que se le pregunta y requiere. Ante acciones ‘concretas’ planteadas por diversos grupos en Grecia y otros países europeos, como sabotaje a ferrocarriles y destrucción de cajeros automáticos, dice que eso no afectará a los bancos ni a la compañía ferroviaria.
Se niega a concebir la crisis como el estado permanente y patológico del “sistema” desde hace siglos, sino más bien explica que las crisis son estados que forman parte del funcionamiento del capitalismo, sin agregar que los bancos centrales y las políticas económicas han aprendido a sobrellevarlas mejor que, por ejemplo,  la de 1929.  Por otro lado, se reitera la mirada hacia China, que si la traducción es correcta, lo refiere como el capitalista más avanzado, ubicándolo en la situación de la Europa de hace 200 años, lo que no hace coherente a la frase. Tal vez dijo “pujante”. Sin embargo, sus opiniones señalan certeramente a la coexistencia en el mundo de diversas relaciones de producción y  tecnología, distribuídas geográficamente – EEUU, Europa y China por ejemplo- y aún dentro de las regiones más desarrolladas.

 

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