El síntoma griego, según Antonio Negri

Comentarios x Alejandro Baroni

En la  Europa contemporánea, con sus diversos y graves problemas (dejá la crisis por ahora) abundan opiniones que vale comentar.
Por ejemplo, en el libro El síntoma griego, Posdemocracia, guerra monetaria y resistencia social en la Europa de hoy, se publican colaboraciones de Alain Badiou, Costas Douzinas, David Harvey,  Antonio Negri, Jacques Rancière y otros. Editorial errata naturae, Madrid, 11/2013.

Aparecen allí posturas diversas, bienvenidas, con sorpresas y algo en común. A continuación, selecciono expresiones de cada uno de los autores que entiendo claves y las comento brevemente. Puedo extenderme si a alguien le interesa, y suministrar textos más completos de la edición madrileña. Sugiero elegir los autores que interesen y postergar el resto… En fin, apelando a la brevedad están publicadas por separado.

Antonio Negri, intelectual y político italiano, publica su ensayo: Una política de lo común. Del fin de las izquierdas nacionales a los movimientos subversivos en Europa.

Le citamos, algo extensamente tal vez, para tomar expresiones claves del ensayo:
.. “en Europa Occidental el error habitual de las izquierdas nacionales consiste en no comprender que la globalización es un fenómeno irreversible”…. “la impotencia política de la izquierda – tanto en la variedad ‘tercera vía a lo Tony Blair’…como en su vertiente opuesta- (la) de los grupos que han ocultado bajo su rechazo a la unidad y desarrollo de las instituciones europeas su incapacidad para elaborar propuestas alternativas al neoliberalismo”…. “(debemos impulsar y) reabrir una perspectiva de lucha sobre el terreno realista de la construcción subversiva de una Europa unida”..  “(en) los movimientos de resistencia surge el deseo de construir nuevas instituciones a partir de un modelo social de cooperación productiva” … “debemos lanzar una propuesta: la creación de nuevos principios constitucionales, de unos nuevos derechos y una nueva legalidad- a favor del comunitarismo, de la renta universal, del rechazo a la deuda y la insolvencia, de la libertad de movimientos de hombres y mujeres, del reparto cooperativo del conocimiento, del commonfare, de la reapropiación de la moneda”….  “debemos empezar a preguntarnos cómo podría ser ‘una moneda de uso comunitario’ y desarrollar la hipótesis de que dicha moneda tendría que garantizar la producción social”
… “digan lo que digan todos los premios Nobel de Economía del mundo, el aumento de la productividad sólo se conseguirá en y mediante una sociedad igualitaria y libre, mediante una sociedad que ‘rechaza el trabajo’ – si por ‘trabajo’ se entiende eso que es hasta el momento: un trabajo servil, un trabajo asalariado-.”
…. “Latinoamérica proporciona ejemplos de movimientos revolucionarios (obreros y/o indígenas y actualmente estudiantiles) que han conseguido finalmente imponer su agenda a los gobiernos. En Europa no será fácil copiar el proceso…. Aquí el efecto destituyente tiene todavía preeminencia sobre la dimensión constituyente. Habrá quien objete entonces  que estos movimientos resultan inútiles, y en ocasiones incluso peligrosos, porque de los riots (desórdenes) y tumultos no surgen instituciones: de nuevo habrá que reconocer que de momento no es el caso, simplemente porque (en Europa) el efecto destituyente tiene  todavía un carácter propedéutico y predominante”
…  “Me parece indiscutible  que la Unión Europea es algo necesario e irreversible…   A veces los propios movimientos dan la impresión de no tener clara conciencia de ello. Resulta por lo tanto imperioso construir nuevos modelos de solidaridad, nuevos proyectos de relación capaces de armonizar entre sí y de negociar las diferencias nacidas de la fragmentación geográfica…” 
…. “la urgencia de la lucha lo exige, sobre todo cuando el tema constituyente pasa a ser fundamental… El centro del debate debe ocuparlo en este momento, sin duda, la necesidad de pensar en modos de acción contra el Banco Central Europeo, en la medida en que éste viene a ser a su manera el nuevo Palacio de Invierno de la Europa de hoy.”

Este ensayo de Negri es uno de sus escritos políticos recientes, y fue publicado en el 2013.
Comenzando por Imperio[1], ha escrito obras teórico-políticas como Multitud [2] y Commonwealth [3] junto con Michael Hardt.
Dicho esto, en mi opinión el Negri político aparece cuando dialoga, por ejemplo con Raf Valvola Scelsi [4] o con Cesare Casarino[5], o cuando escribe sobre América Latina junto con Giuseppe Cocco [6].
Su permanente preocupación por criticar tajantemente el neoliberalismo, el nacionalismo, el dependentismo, el reformismo, el marxismo ortodoxo a la soviética, el eurocomunismo italiano, la socialdemocracia europea, se matiza grande y ricamente cuando dispone de tiempo y ambiente para analizar y proponer concretamente. Su obra es extensa y plena de puertas de acceso, por ejemplo, conviven el autonomismo de la multitud y el constitucionalismo de los gobiernos democráticos, o la decisión enérgica de un Lenin y la democracia de base de los soviets, que pueden aparecer como contradictorias. Esto no es problema para aquellos que sabemos que el juego práctico y las condiciones concretas trabajan por fuera de la lógica argumentativa de un texto. Es un autor complejo, denso, optimista, solitario ante los dogmáticos y neoliberales.
Aquí enfatiza su preocupación por las instituciones de Europa, unida y sin desmembramientos, ya habiéndole dicho más claramente a Scelsi: “..necesitamos a Europa, no tanto como una cuestión de Constitución, sino de convicción de que Europa es la única oportunidad para un impulso pluralista y democrático de transformación verdadera y dinámica a escala mundial”. En el ensayo que comentamos, refiere a los movimientos latinoamericanos, que han marcado agendas a gobiernos, y al mismo tiempo considera a los gobiernos contemporáneos  en el libro citado GlobAL: “algunos gobiernos de América Latina están procediendo de manera nueva y realista, potente…hay que moverse en este terreno, no hay otros mejores, los demás son reaccionarios (y hoy el extremismo gauchiste en América latina también lo es). Hace falta mucho coraje para moverse en este terreno.” Negri concibe para América Latina una interlocución de ida y vuelta entre los movimientos sociales y los gobiernos de Venezuela, Brasil, Argentina, Chile, Méjico, Bolivia, Ecuador y Uruguay, la lucha y la coincidencia. Con cuidado porque está ante un país bloqueado, nos dice que el modelo cubano, el intento de ordenar los movimientos y los proyectos políticos en un encuadre ideológico, “parece haber quedado relegado al pasado”.

En la Europa post crisis del 2008, ante el resurgimiento de perspectivas cuasi nacionalistas y antieuropeas, con visiones que recuerdan a las existentes en América Latina de los años sesenta y setenta del siglo pasado, se está planteando la contradicción entre centro y periferia, asimilándola tranquilamente a la Europa del siglo 21. El centro sería la Comisión Europea de gobierno, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI, denominado la troika. La periferia sería la Europa del Sur: España, Italia, Grecia, Chipre. El imperio regional sería Alemania y luego Francia. Es tentadora la tesis, pero lo que interesa es si correcta.
Si bien Negri defiende el proyecto de una Europa unida, y la constitución de nuevas instituciones europeas, sustentados en la acción de movimientos sociales, aquí olvida la necesaria interlocución con gobiernos democráticos contrarios a los dictados del FMI, que han sido electos, ganan referendums o se aproximan a ganar las instituciones de gobierno.  Resbala así hacia una política que conduce al aislamiento de los movimientos europeos horizontales, puntuales, primaverales, contrarios a los desalojos por deudas, por el agua, por nuevas instituciones europeas, la eliminación de las deudas soberanas como la griega con el Banco de Europa, por una nueva moneda comunitaria, por eliminar el monitoreo y proyectos del FMI, etc. Si bien afirma que la constitución de nuevas instituciones europeas no está a mano- cuando el camino hacia los Estados Unidos de Europa se ha planteado desde muchos lugares, así como el rechazo al FMI-  sí plantea la destitución de algunas de ellas, sin claridad. Y, buscando simplificarse en las ideas, señala al Banco Central Europeo (BCE) como el nuevo palacio de Invierno  para los europeos[7]-, olvidando lo que ya todos sabemos y él también: ya no hay palacios de Invierno para tomar, como hace cien años atrás. Proponiendo atajos contraproducentes, Negri se priva de un camino que sería acompañado por mucha ciudadanía europea desencantada, pero también por votantes de centro y socialdemócratas.


[1]  Imperio.  Paidós, Buenos Aires, 2002

[2]  Multitud. Guerra y democracia en la era del imperio, Debate, Buenos Aires, 2004

[3]  Commonwealth: el proyecto de una revolución del común, Akal, Madrid, 2011

[4]  Good bye Mr. Socialism. La crisis de la izquierda y los nuevos movimientos revolucionarios, Paidós, Barcelona, 2007

[5]  Elogio de lo común. Paidós, Madrid, 2012

[6]  GlobAL, Biopoder y luchas en una América latina globalizada, Paidós, Buenos Aires, 2006

[7] El palacio de Invierno o Ermitage, era la residencia lujosa de los zares  rusos en momentos de la revolución bolchevique de 1917

 

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